Por Javier Garrido, militante de AJ. El pasado puente de todos los Santos nos reunimos en Valencia
unos dos mil jóvenes en el que fue el “I Congreso Nacional de Pastoral Juvenil”, el famoso #cnpj2012 en Twitter.
Aunque yo participé con la delegación de la familia salesiana, Elo [Coordinadora
Nacional de AJ] y yo no tardamos más de medio día en ponernos en contacto para
vivir juntos el Congreso como ACIT Joven. Así, intentaré contaros en estas
líneas mi experiencia del Congreso, y cómo ACIT Joven se hizo presente en
Valencia.
Todos seguimos teniendo aún muy reciente la última Asamblea
vivida en Los Negrales, y yo iba con todo lo vivido hacia Valencia, con todas las
cosas que se hablaron, las líneas de acción que surgieron, y todas las palabras
que el Espíritu y Poveda nos dijeron aquel puente. Y grande fue mi sorpresa al
ver que esas mismas palabras volvían a resonar en un congreso en el que estaban
representados todas las diócesis, grupos, movimientos y congregaciones de
nuestro país. Salieron las palabras compromiso, discernimiento, acompañamiento,
oración, el sentimiento de Iglesia…
La verdad es que no sé muy bien cómo enfocar lo que os
quiero contar, así que mejor, voy a pasar a contaros tres experiencias que viví
en el congreso:
La primera fue la misma noche de llegar a Valencia, después
del acto de apertura. Dicho acto tuvo lugar en la plaza de la Virgen y luego en
la Catedral, donde el Arzobispo de Valencia, Mons. Osoro, nos dio a todos la
bienvenida. Pues bien, después de todo el acto, tuvo lugar en la plaza un
concierto de Cadena 100, donde participaron diversos grupos como Melocos,
Conchita, y alguno que otro más. Mientras estaba con la gente con la que fui al
congreso, unos jóvenes, que no participaban en el congreso, y apostaría a que
iban a salir aquella noche, se nos acercaron a preguntarnos que qué era
aquello, a qué se debía. Uno de los sacerdotes que iba con nosotros le contestó
que era un congreso de Pastoral Juvenil. Como no entendieron de qué iba,
preguntaron que qué era eso. Y el sacerdote (que iba sin cleriman) les contesto
que era un congreso de la Iglesia Católica. Ojalá pudiera describir la cara de
aquel chaval, la cara de asombro, e incluso de desconcierto.
A la mañana siguiente tuvimos la primera de las charlas, la
de Mons. Osoro, titulada “Para ti la vida es Cristo. El primer anuncio”, donde
nos habló de la nueva evangelización, y sobre todo, del primer anuncio. Y dijo
una frase que me alegró mucho escuchar, y que quiero compartirla con vosotros,
que venía a decir algo así: “Hay que cambiar el
chip de que estamos en una sociedad cristianizada en lo que hay que hacer es
dar catequesis para reforzar la fe. Vivimos en una sociedad en la que lo que
necesita es cristianos formados, capaces de realizar ese primer anuncio”. Lleva
toda la razón del mundo, y también dijo que el mejor y principal método de ese
primer anuncio y de esa nueva evangelización somos nosotros, los jóvenes.
Nosotros con nuestra vida y con nuestro testimonio es como mejor podemos
anunciar a Cristo a aquellos que no lo conocen, o se han alejado de Él.
La última noche, al contrario que la primera, tuvimos una
gran vigilia de oración en la Catedral, mientras otros estaban por las calles
de Valencia en mitad de la noche hablando de Cristo. Sí, como lo leéis, un
grupo de jóvenes hizo de Centinela saliendo a anunciar a Cristo por las calles,
al primero que se cruzaran, sin saber nada de ellos. La sensación de estar
orando ante el Santísimo, en una preciosa vigilia, mientras otros jóvenes
estaban en la calle fue impresionante. Hacía tiempo que no vivía un momento tan
fuerte de oración.
Pasado ya el congreso, y viendo las cosas que os narro, las
que quizás más me marcaron, me doy cuenta de lo polifacética que es la vida que
hemos elegido vivir. Lo mismo estamos una noche de fiesta, que a la mañana
siguiente nos vamos a una charla, una ponencia, al grupo, y al día siguiente
tenemos una vigilia, o vamos a nuestra parroquia a la misa de 12. Pero todos
esos momentos, tienen un gran denominador común: CRISTO. Si tenemos a Cristo
presente en TODOS los momentos de nuestra vida, entonces seremos capaces de
evangelizar, de realizar ese primer anuncio a tantas personas que hoy en día lo
necesitan.
Hermanos, sintámonos afortunados de haber descubierto a ese
Padre y Amigo que es Dios, formémonos, dejémonos acompañar, averigüemos cuál es
el camino que Él quiere en nuestra vida, oremos, hablemos con Él, pero sin
nunca olvidar la misión de la Iglesia a la que pertenecemos: “Vosotros también
seréis mis testigos. Id y anunciad el evangelio al mundo entero”.
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