viernes, 30 de abril de 2010

Tanto amas, tanto eres

"Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros. En eso conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros."
(Jn 13, 34-35)
Por Redacción AJ. El Amor. Son tantas las referencias, citas, comentarios que nos pueden venir a la cabeza. Son tantos los rostros, las personas, las experiencias que resuenan en nuestro interior al nombrar esta palabra... Saboréalos, recuérdalos, pásalos por tu corazón suavemente, con gusto, con alegría, con agradecimiento... Date unos segundos ahí, "gustando internamente" antes de seguir leyendo. Concédetelo a ti y a tu gente, antes de ser empujado/a por la prisa...
"Cuando [digamos] «Padre nuestro», amor será entender quién es este Padre nuestro y quién es el maestro que nos enseñó esta oración." (Santa Teresa)
Dios es Amor. A Dios nadie lo ha visto, de Dios tenemos experiencias, podemos crearnos imágenes, pero si hay algo en lo que los cristianos y cristianas han ido coincidiendo a lo largo de los siglos es en esto: Dios es Amor, Dios es el único fiel. Dedica unos segundos (o minutos) a repasar brevemente tu historia de amistad y fidelidad con Dios. Si puedes, identifica esas imágenes que hemos heredado y que algunos/as insisten en mantener contrarias a esta Verdad: castigador, controlador, manipulador, "todopoderoso" según nuestros esquemas...
“El espíritu de nuestra fundación no es de temor, sino de fortaleza y amor, como decía san Pablo. En el amor está comprendido cuanto para con Dios y para con el prójimo han de practicar nuestras Academias, o mejor sus miembros." (Pedro Poveda, 1912)
Pide la gracia de ir entendiendo un poquito mejor cada día qué es el Amor y que ese entendimiento transforme tu forma de ser, de relacionarte, de vivir...

Repite en tu interior "Dios es Amor" como quien vuelve a casa después de un fatigoso día de trabajo, como quien ha estado en el exilio y encuentra un hogar, su hogar; como quien se sabe misteriosamente querido/a apesar de ser como soy, con todo lo que soy... Utiliza tu imaginación para sentarte a la vera de Jesús y cuéntale tus cosas, que son sus cosas...
"Ama y haz lo que quieras".

"Si callas, callarás con amor,
si gritas, gritarás con amor,
si corriges, corregirás con amor,
si perdonas, perdonarás con amor.

Si está dentro de ti
la raíz del amor,
ninguna otra cosa sino el bien
podrá salir de tal raíz."
(San Agustín)
Bien podríamos tenerlo como principio de ética. Cuando Jesús nos da un mandamiento nuevo "que os améis unos a otros como yo os he amado", éste, el Amor, se convierte en una nueva "vara de medir"... Tanto amas, tanto eres. Si amas de verdad, puedes hacer lo que quieras, porque a nadie harás daño. El problema surge en que tantas cosas le tienen robado el nombre al amor (Santa Teresa), es decir, llamamos "amor" a tantas cosas que no lo son. Si tienes un rato, relee las características del amor en la 1º carta a los Corintios de Pablo, capítulo 13 y contrasta tu modo de situarte en la realidad con ellas.
"Yo digo siempre que el amor comienza en casa. Lo primero es vuestra familia y después vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a los que están lejos, pero mucho menos fácil es amar a los que viven con nosotros o muy cerca. Desconfío de los proyectos impersonales porque lo único que cuenta es cada persona. Para conseguir amar a alguien es necesario estar cerca de ella. Todo el mundo tiene necesidad de ser amado. Cada uno de nosotros tiene necesidad de saber que es alguien para los demás y que es de un valor inestimable a los ojos de Dios.

Cristo dijo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Y dijo también: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Es a él a quien amamos en cada pobre, y cada ser humano en la tierra es pobre en alguna cosa. Dijo: «Tuve hambre y me disteis de comer. Estuve desnudo y me vestisteis » (Mt 25,35). Siempre recuerdo a mis hermanas y a nuestros hermanos que nuestra jornada está compuesta de veinticuatro horas con Jesús." (Teresa de Calcuta)
"Nos quedan: la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande de todas es el amor." (1 Cor 13, 13)

miércoles, 28 de abril de 2010

¿Quién confía en la juventud?

Poveda sí, ¿y nosotr@s? Por Silvia Ferrandis.

Todavía no me decido si escribir estas líneas como joven (ante mis tiernos 26 añitos) como una afectada directa más, o como mera observadora tirando ya a adulta, para poder hablar desde fuera, siendo menos subjetiva de lo habitual. Haré eso, pues es cierto que cada vez (desde mi juventud) me identifico más en mi papel de acompañante y educadora (y también que cada vez salgo menos y “limpio” más).

En cualquier caso como joven y como educadora la situación me interpela y cuestiona igualmente, vaya eso por delante, y es algo que reflexiono a menudo.

A las afirmaciones de Pedro Poveda y su confianza plena en la juventud, siempre me surgen numerosas preguntas y respuestas:

Vosotros podéis conquistar el mundo… ¿Qué mundo? ¿Qué queda de él?
Los y las jóvenes… los que reaccionan, los más valientes… tienen ideales… hacen la revolución… intrépidos y arriesgados… ¿Nos lo creemos? ¿Les dejamos? ¿Queremos realmente que participen, que opinen, que protesten, que sean protagonistas? ¿Para qué? ¿Los escuchamos? ¿Los tenemos en cuenta?

Esas son algunas de mis preguntas. Respuestas tengo muchas, las mías, tal y como lo voy entendiendo, pero me interesa más que nada que estas líneas puedan servir para que reflexionemos sobre cómo lo estamos haciendo y qué estamos favoreciendo, en el Movimiento Acit Joven, en la Institución Teresiana, y en la sociedad, como actores que la conformamos.

¿Qué mundo, qué sociedad queremos que conquisten? Un mundo totalmente desequilibrado, con un grupo de población enriquecida a costa de una mayoría empobrecida, con una inequidad absoluta de oportunidades, que en nuestro lado nos creemos sólo nuestras. Donde los derechos humanos brillan por su ausencia, porque apenas se trabaja por garantizarlos, ni por exigirlos, para un@ mism@ y para el resto de personas. Un mundo, o mejor, una sociedad como la española, que vive ajena demasiadas veces a todo ello, pues nos toca desayunar con que se juzgue a un juez que sí ha luchado firmemente por la defensa de los DDHH y la libertad, con un Tribunal Constitucional que en cuatro años es incapaz de tomar una decisión, demostrando que su implicación ideológica pesa por encima a su responsabilidad y su exigible independencia. Desayunar, comer y cenar con que unos políticos hacen y deshacen y se llevan y se dejan comprar, y aun así lo que más les sobra es la soberbia y la desvergüenza, aniquilando su condición de servidores públicos hasta convertirse, en dueños y señores de territorios, “yo soy la Generalitat Valenciana”, o el de víctimas según convenga, “usted lo que quiere es verme en una cuneta” y por supuesto que no falte ningún evento, que “això ho pague yo”. Y para colmo se niegan a arrimar el hombro y a aportar desde sus capacidades que quiero pensar que tienen, si eso no supone ganarse unos votos.

Una iglesia (la que tiene altavoces) que parece empeñada en romper con las cristianas y cristianos y sobre todo con l@s más jóvenes, al vivir en un mundo paralelo, ajeno a la sociedad, al vetar a quien nos habla de Jesús y entendemos y nos gusta lo que dice como es el caso de Pagola; al esconderse y victimizarse, al amenazarnos "o conmigo o sin mí"….

¿Quiénes son entonces nuestras y nuestros servidores públicos?, ¿en qué referentes queremos que se fije la juventud? ¿Triunfa la honestidad, o vale utilizar cualquier medio para conseguir nuestro objetivo? ¿Quién se preocupa por la comunidad si no lo hacen los políticos, ni los medios, ni la justicia, ni aparentemente la iglesia…? Obviamente todo esto son generalizaciones, pero que están generando, ante tales niveles de fraude y de decepción en las instituciones, una desconfianza y desentendimiento por parte de las y los jóvenes, que no entienden que resulte que todavía queden resquicios demasiado activos del franquismo y que en tiempos de crisis en lugar de trabajar codo con codo, unos se llenen los bolsillos, se vaya por libre, y a la ciudadanía nos hinchen a multas para recaudar lo que han despilfarrado.

Sin embargo, cuando se pregunta por la juventud, la respuesta es “madre mía es que l@s jóvenes de hoy, se creen que tienen derecho a tenerlo todo, es que no se preocupan, es que sólo piensan en ell@s, en su play y en salir, beber (el rollo de siempre…)” Pero, ¿qué queremos?

No tienen mucho mundo que conquistar que digamos. No nos educamos en la participación, y cuando se animan a participar, no se tiene en cuenta sus aportaciones. ¿Creemos y apostamos por sus capacidades?, ¿cuidamos a la juventud? ¿O más bien, “ya se apañarán cuando a ellos les toque tomar el pulso…”? Pues seguramente se comportarán parecido, visto de quién han aprendido… desde luego no se les ha enseñado con los hechos a compartir, a trabajar juntas y juntos, a ser corresponsables, a cooperar…

Y este es nuestro reto, el del Movimiento Acit Joven, el de la Institución Teresiana, el de las y los educadores, y el de jóvenes que pese a todo, no nos hemos dejado llevar, que sabemos que es posible hacer visible el Reino en este mundo y en esta sociedad. Porque si realmente creemos en la juventud, debemos fortalecer sus capacidades, como decía, y facilitar, animar, sus procesos, aunque sean distintos a los nuestros, aunque nos cueste entenderlos a veces. Sólo desde ahí, con ellas y ellos, podemos y haremos la revolución que Poveda y Jesús esperan de nosotr@s.

domingo, 25 de abril de 2010

Escuchar y seguir a Jesús

En aquel tiempo, dijo Jesús: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno."


Por Redacción AJ. En este texto del Evangelio de Juan, Jesús señala en qué se distinguen los que son “de los suyos”. El texto es muy breve, es verdad, pero Jesús va a señalar dos rasgos que son nucleares: son de los suyos los que le escuchan y le siguen.

Nosotros, los cristianos, somos “de los de Jesús”, de ahí la importancia de preguntarnos por la calidad de nuestra escucha. No hace falta decir aquí que “oir” y “escuchar” no es lo mismo. Oir, oímos montones de ruidos, pero ¿qué escuchamos? ¿a quién escuchamos? ¿dónde escuchamos a Jesús? En nuestros grupos y comunidades ¿qué lugar ocupa la escucha de su Palabra? ¿Nos ayudamos a “ponernos en onda” con la Buena Nueva de Jesús?

Y del mismo modo nos podemos preguntar ¿qué dinamismo provoca en nosotros esa escucha? Y es que, si lo pensamos, escuchar nos cambia, nos provoca. Cuando una escucha es profunda y auténtica siempre se mueve algo en nuestro interior: sentimientos, decisiones, modos de pensar. El evangelio está lleno de testimonios de cómo la palabra de Jesús provocó cambios: cambió tristeza en alegría, animó a arriesgar, liberó de miedos… y generó el deseo de mirar, de amar, de pensar y de actuar como él y con él. Escuchar a Jesús fue para los discípulos algo que fue cambiando su vida, que les transformó y les hizo experimentar la seguridad de que “ser de los de Jesús” es, en definitiva, estar en las manos de Dios, de donde nada ni nadie puede arrebatarnos.

martes, 20 de abril de 2010

¿Qué mundo dejaremos a las futuras generaciones?

Por Redacción AJ. Los terremotos y volcanes que están teniendo tanta presencia en nuestras vidas y medios de comunicación últimamente son fenómenos puramente naturales. A menudo opino que esto ha pasado siempre, pero que ahora nos enteramos antes y más rápido gracias a los medios de comunicación. No tengo intención, al decirlo, de minimizar situaciones dramáticas como las vividas hace unos meses y de los que pocos medios de comunicación se molestan en nombrar en la actualidad (en la viñeta de Forges al final del post, en una esquinita encontraremos una de las honrosas excepciones). Sí es cierto una cosa: las consecuencias de estos fenómenos naturales son ahora mucho más devastadoras, generan muchas víctimas en algunos países y muchos costes en estos "otros" países donde apenas se dan las víctimas.

No es extraño, dada la mayor cantidad de personas que habitamos el planeta (hemos pasado de los 1.000 millones de habitantes a los más de 6.700 millones en pocos años) y, por tanto, a poco que haya consecuencias nefastas que afecten a un 1% de la población, el número de damnificados es necesariamente elevado.

El drama se da cuando los costes son humanos, no económicos, a causa de malas construcciones, de un ahorro sin escrúpulos en los materiales, de casas levantadas en zonas inundables o de desagüe , del abuso y sobreexplotación de la naturaleza. El problema no es construir, sino dónde y cómo. El problema es que la injusticia y el abuso del pasado, las deudas impagables, junto a la desviación de fondos a bancos en paraisos fiscales, impiden que se pueda invertir en infraestructuras allí donde más falta hace, de forma que se pueda evitar que un peligro natural se convierta en desastre natural.

Un volcán en una poco nombrada Islandia se ha convertido en la noticia de esta semana. Nos ha hecho tomar conciencia de cómo estamos "vendidos" en este sistema de transportes y de comercio, en el que un parón como éste que estamos viviendo, provoca semejante caos y pérdidas económicas. Ojalá, como dice la viñeta, la situación nos ayude a ser más modestos, a tomar conciencia del sistema sobre el que hemos montado el bienestar de unos y el drama de otros.

Dicen que queda petróleo para los próximos 40 años. Las predicciones hechas al respecto en los años 70 se van cumpliendo (40 años de corroboración no están tan mal). Estos días no podía evitar preguntarme, al ver la situación mundial generada por este volcán peleón, cómo nos las apañaremos (o se las apañarán nuestros hijos e hijas) en el futuro sin petróleo, con una población mundial que crece a este ritmo endiablado, con una biodiversidad disminuyendo (por la acción del ser humano) de una forma vertiginosa, con unas brechas sociales (que duelen y sangran tanto como una "brecha" en la cabeza) que generan tanto sufrimiento y con un planeta que tiene recursos limitados, como todo en la vida...

Os propongo dos juegos en línea para explorar estas dos realidades (desastres naturales y cambio climático). Mi interior me dice que una buena parte del bienestar de las futuras generaciones está en nuestras manos...



viernes, 16 de abril de 2010

Experiencias que cambian la vida

"En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: - «Me voy a pescar.» Ellos contestan: - «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: - «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: - «No.» Él les dice: - «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. » La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: - «Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan." (Jn 21, 1-19)
Por Redacción AJ. Hace un par de meses comentábamos Por ti echaré la red. En aquel texto de Lucas los discípulos estaban desconcertados porque no habían conseguido nada después de una noche de trabajo inútil. En esta ocasión, con Jesús muerto, habiendo las mujeres anunciado que Jesús se les había aparecido, la escena parece repetirse. Sin embargo, la situación vital de los discípulos es distinta, han vuelto al trabajo después del asesinato de Jesús y la invitación a echar la red de nuevo, lejos de llevarles a la añoranza, les lleva a confiar: echan las redes, consiguen una buena redada y "el discípulo que Jesús tanto quería" (otra vez el amor por medio) le reconoce... "Hay cosas que sólo el amor puede conseguir" decía María Zambrano.

Un segundo pasaje viene a la memoria: ésta no era la primera vez que Pedro se tiraba al agua al reconocer a Jesús. Solo que en aquella ocasión (Mt 14, 28) Pedro necesitó que Jesús le pidiera ir y... ya sabemos que le entró el miedo... El Pedro que vemos hoy es otro... Es la presencia del Resucitado la que le hace tirarse sin pensarlo, el Amor por su Maestro... La experiencia primera, aquella de ser llamado, aquella de haberse lanzado pese a que lo racional contradecía el corazón... Pero sobre todo, haberse sentido salvado por su Maestro, su Señor... Son experiencias fundantes que permiten nacer de nuevo, que permiten situarse ante la vida de manera distinta, que permiten arriesgarse aunque la cabeza diga que no es sensato, ni políticamente correcto, ni socialmente aceptado...

Decía Santa Teresa: "Pensaba muchas veces, que no había perdido nada san Pedro en arrojarse en la mar, aunque después temió. Estas primeras determinaciones son gran cosa (...) Siempre la humildad delante, para entender que no han de venir estas fuerzas de las nuestras." (Vida 13, 2). Por Redacción AJ.

martes, 13 de abril de 2010

5 razones para ver… "Capitalism"

CAPITALISM: A LOVE STORY (Michael Moore, 2009). Por Raquel Pérez.

1. Dirigida por un director que, al constatar que algo ha ido mal en el sistema económico, considera que no es suficiente agachar la cabeza y taparse la nariz, y que alguien tiene que alzar la voz, … y plantear preguntas.

2. La pregunta que, de fondo, sostiene el guión (¿qué precio pagan los EEUU por su amor al capitalismo?), nos devuelve una amplia gama de situaciones por las que pasan l@s ciudadan@s más vulnerables, y que las cuales el director pretende denunciar con esta película.

3. Junto a la dureza de los datos y de las experiencias que se narran en primera persona, está siempre presente la chispa de humor y la lucha incansable y llena de optimismo que caracteriza la obra de M. Moore.

4. Interesante el análisis histórico que hace del origen de la crisis económica mundial presente; sobrecogedora la presentación de la póliza de seguro de “campesino muerto” generalizada en los EEUU.

5. El impulso con el que se sale de la película para continuar alzando la voz.

sábado, 10 de abril de 2010

"No seas incrédulo, sino creyente"

"Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: - «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegria al ver al Señor. Jesús repitió: - «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. » Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: - «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: - «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: - «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: - «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: - «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: - «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: - «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre." (Jn 20, 19-31)
Por Redacción AJ. En el Evangelio de este domingo nos solemos fijar en Tomás, el discípulo incrédulo (“si no veo… no creo”).

Pero conviene también mirar a los demás discípulos, aquellos otros que “estaban en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos”.

Miedo y desconfianza, desconfianza y miedo. Son como dos caras de la misma moneda.

Es fácil que cada uno de nosotros pueda sentirse identificado con esta experiencia: es fácil que sintamos a veces que nuestra fe flaquea, que nos atiza el miedo o que nos gustaría tener “pruebas”.

El evangelio de este domingo, en este tiempo de Pascua, nos ofrece una palabra alentadora. También los primeros pasaron por ahí. Y Jesús se hace presente en medio de ellos acogiendo su situación.

Y además, les ofrece dos cosas. Lo primero les ofrece la paz, su paz. Y lo segundo, les lanza una invitación: les invita a volver hacia él la mirada con un gesto lleno de significado: “les enseña las manos y el costado”. Es decir, les invita a recordar que Él es aquel a quien han visto y oído anunciar la Buena Nueva, que Él es aquel que ha dado su vida por ellos hasta el final, hasta la muerte, que Él es aquel que ha hablado de un Dios que es Dios de Vida, un Dios Padre que "le ha dado la razón" resucitándolo de entre los muertos.

A Tomás, le dirigirá una invitación parecida.

Y, justamente, es la acogida a esta invitación de Jesús lo que les acrecienta la fe y la alegría y les hace capaces de responder a la misión a la que Jesús les envía. Esta misma experiencia de los discípulos también nosotros la vamos recreando a lo largo de nuestra vida. Por eso, año tras año, la Iglesia nos propone vivir este ciclo de cuaresma-pascua. Porque no llegamos a acoger la invitación de Jesús de una vez para siempre. Como si la fe nos llegara y ya no nos abandonara nunca más.

La fe es siempre invitación, invitación que nos llega en distintos momentos, algunos de fragilidad, de vacilación, de miedo… La fe es algo vivo porque es invitación a entrar en relación con Él, es invitación a avivar la memoria, invitación a acoger al Señor en el presente y escuchar su invitación a vivir la misión.

Por eso la fe nos hace a la vez humildes y fuertes, porque la vivimos en medio de certezas y también de fragilidades, porque a veces dudamos y otras tenemos miedo. No nos cabe otra que abrirnos desde ahí, una y otra vez, a la invitación de Jesús. Él se hace presente aunque tengamos las puertas cerradas.

Y sabemos, además, que esto de las sombras y las luces de nuestra fe no lo vivimos en solitarios sino con otros, en comunidad. Con otros con los que nos sabemos en camino, con otros testigos y compañeros en la fe. Ahí andamos.

lunes, 5 de abril de 2010

¡Feliz PASCUA!

Por Redacción AJ. Tenemos muchos motivos para alegrarnos y felicitarnos mútuamente: Jesús fue resucitado de entre los muertos por Dios Padre (Abbá), vive entre nosotros y actúa en nuestra vida. Nada habría sido igual, nada sería igual...

Me gustaría comentaros algunas breves ideas que me han quedado de la vivencia de estos días. Ojalá se pudieran complementar con las vuestras a través de los comentarios...
  • Dios nos ama mucho, ama incondicionalmente, ama siempre... Su amor no depende de lo bien que nos portemos, de lo buenos ciudadanos o cristianos que seamos... Él ama siempre... "El Amor no dice: basta". ¿Entonces qué pasa con quienes hacen el mal? Que no pueden disfrutar de la experiencia de vivir desde el amor, en el amor, para el amor... Y eso es un infierno... ¿Le da igual a Dios? No puede darle igual, como no le daba igual al padre bueno saber que su hijo estaba viviendo de mala manera lejos del hogar... Se duele... mientras espera que el hijo, la hija, se dé cuenta de las consecuencias de sus acciones, se arrepienta, intente reparar el daño hecho y regrese al regazo...
"Dios es amor: quien conserva el amor permanece con Dios y Dios con él. El amor llegará en nosotros a su perfección si somos en el mundo lo que él fue y esperamos confiados el día del juicio. En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor desaloja el temor. Pues el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha alcanzado un amor perfecto. Nosotros amamos porque él nos amó primero." (1 Jn 4, 16)
  • Parafraseando a Pedro Belderrain, un buen amigo de Acit Joven, "no ha habido, no hay, ni habrá una sola persona en la historia por la que no haya muerto Jesús". Permaneció fiel a su mensaje, a su denuncia, a su amor a Dios Padre, aunque le llevara a una muerte tan horrible y humillante, por todos y cada uno. Lo cual te incluye a ti personalmente.
"Si el amor que me tenéis,
Dios mio, es como el que os tengo,
decidme: ¿en qué me detengo?
o Vos, ¿en qué os detenéis?
- Alma, ¿qué quieres de Mí?
- Dios mio, no más que verte.
- ¿Y qué temes más de ti?
- Lo que más temo es perderte."
(Sta Teresa)
  • Las mujeres que fueron al día siguiente con los aromas que habían preparado para acondicionar adecuadamente el cuerpo de Jesús, lo hicieron pese al miedo a los romanos y al estamento religioso. Se arriesgaron por amor, por el profundo amor que sentían hacia Jesús... El mismo amor que lleva a tantos padres y madres a enfrentarse a los gobiernos para denunciar las opresiones contra sus hijos. El amor que deja el miedo en un segundo plano... Estas mujeres fueron al sepulcro al día siguiente porque amaban mucho a Jesús...
"Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina; las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni anegarlo los ríos." (Cantares 8, 6)
  • Maria Magdalena amó mucho y fue un puntal en la comunidad de los primeros en los años que siguieron a la muerte de Jesús. Dejemos de recordarla como la prostituta convertida (idea transmitida y sostenida por el machismo a lo largo de los siglos) y veamos en ella la fidelidad y el amor encarnados. Que los hombres pensaran que lo que les contaba del sepulcro vacío eran delirios, me hace pensar en lo poco que han cambiado las cosas en la Iglesia y la sociedad en 2.000 años. Rompamos esa tendencia...
  • Estamos aquí gracias a la experiencia de fe en Cristo resucitado de miles y miles de cristianos que nos han precedido y nos han ido transmitiendo la alegría de la resurrección en sus vidas. Alegría profunda, que ayuda a superar las dificultades, que infunde esperanza, que libera del miedo... Pertenecemos a esa cadena de creyentes, de la cual somos un eslabón, llamado a continuar la cadena hacia el futuro... En la letanía de los Santos de la Vigilia de Resurrección nombramos a algunos de ellos y les pedimos su intercesión... Es cierto que a lo largo de la historia también ha habido/hay muchos contraejemplos. El Espíritu de Jesús es más grande que los errores cometidos por el ser humano, a veces en su nombre. Al contemplarlos, pidamos la conversión necesaria para ser hijos/as de la luz, hijos/as del amor, y que nuestra vida lo refleje. Somos Iglesia, somos pueblo sacerdotal, y nuestra vida también conforma la vida de la Iglesia.
Hace años fui a una charla que se titulaba "¿Qué le pide un laico a la Iglesia?". El ponente, laico, empezó diciendo: "como laico y, por tanto, miembro de la Iglesia, no le puedo pedir a la Iglesia nada que no me pida a mí mismo". Hoy, viendo la realidad que sale en los medios de comunicación, me repito esto mismo...
  • El tiempo de Pascua dura 50 días, más que los 40 de Cuaresma, como clara expresión de que la Alegría de la Resurrección es mayor que todas las penas. Alegría que no es mero alboroto exterior, superficial y momentáneo, sino que nace de lo profundo, de la experiencia de saberse amada/o y salvada/o y de encontrar en el corazón la presencia de Dios siempre fiel.
"Una reflexión sobre estas palabras de David: Diste alegría en mi corazón. San Agustín las comenta diciendo que el real Profeta nos enseña dónde debemos buscar la alegría, que es dentro de nosotros: en el corazón. Se me ocurre esta reflexión, porque viviendo tan en medio de las gentes, tan llena de asuntos, tan rodeada de impresiones diversas, ofrece alguna dificultad mantenerse alegre, haciendo abstracción de todo lo que nos puede quitar esa alegría que debemos procurar sea imperturbable. Y el remedio es eficaz. Porque si la alegría se funda en lo de afuera, vendrá y marchará según los acontecimientos, pero si se hace radicar en el corazón, y éste se amuralla bien, no habrá peligo. Cuando lo de afuera nos mueva a tristeza, echemos la mirada hacia dentro, a lo más secreto del alma, y encontraremos la alegría." (P. Poveda, Cartas a Josefa Segovia, 1925)

jueves, 1 de abril de 2010

Pasión

Por Redacción AJ. Te ofrecemos a continuación unas breves ideas y referencias para estos días de Semana Santa. Ojalá puedas encontrar algunos espacios (aunque sean breves) para poder contemplar este Misterio que se nos ofrece y que nos lleva a lo esencial de la Vida...

  • San Ignacio, Ejercicios Espirituales, nº 53:
“… mirando a mí mismo lo que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo, lo que debo hacer por Cristo”
  • Pedro Poveda en 1929:
"Jesucristo es el modelo de todas las virtudes, pero ha querido que su magisterio lo fuese especialmente de humildad. Las palabras "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón" lo prueban. Un punto de meditación que nos puede servir para toda la vida.

Jesucristo es un libro abierto; no sé cómo meditando tanto la vida y pasión de nuestro Señor, no somos más humildes. El crucifijo es el libro de la humildad; puesto que lo lleváis todas, pedidle la humildad y haced intención general de pedírsela siempre que lo beséis.


Desde el principio de la Obra tengo obsesión por la humildad ¿por qué seré yo tan amigo de la humildad? Al igual que, cuando viene una de vosotras diciéndonos con sinceridad y humildad: «cometí tal falta, tal desacierto», aunque haya sido un disparate, nos desarmamos completamente; así me figuro yo que cuando lleguemos a nuestro Señor, que es misericordiosísimo e infinitamente bueno y le digamos nuestras faltas con humildad, nos abrirá los brazos. Por eso quiero que seáis muy humildes, para que tengáis siempre abiertos los brazos de la misericordia de Dios."
  • Benjamín Glez. Buelta:
Aquí estoy Señor,
arado de arriba abajo,
despojado de la vieja cosecha,
sin una sola hierba verde.

Aquí estoy Señor,
la reja de hierro me ha volteado
de dentro afuera
y ha sacado al aire
la entraña frágil
y la piedra dura.

Aquí estoy Señor,
todo entero al sol que quema
y al rocío de la noche
puro surco rajado,
herido de esperanza,
abierto para la nueva siembra.

Aquí estoy Señor.