Por Alberto Sarabia, joven AJ. “Ved la misión que se os confía”. Con esta premisa en la
cabeza me presenté en la XI Asamblea Nacional de AJ. ¿Qué misión se nos confía?
Sin duda es una de las preguntas a la que buscaba respuesta.
No hay en mi boca más que palabras bonitas y sonrisas cada
vez que recuerdo cada instante de la Asamblea. Qué grandísima experiencia a
tantos niveles. Gracias a la Comisión Nacional saliente hemos podido vivir tres
días de profunda reflexión en nuestra prospectiva de vida desde lo que hemos
vivido en los cuatro años pasados.
La XIANAJ fue, sin duda, un momento de encuentro para los
“mayores” de AJ, donde pudimos compartir, además de lo vivido allí (que no es
poco), nuestras realidades y cómo vivíamos AJ en ellas, cómo eran nuestras
reuniones de grupo, qué nos gustaba, qué faltaba, qué había que mejorar… Y con
ello todos salimos muy enriquecidos. La música, las canciones, los juegos, las
charlas, la genial velada...
Las cartas de Poveda y el extracto del documento que trabajó
el Sínodo de los Obispos en Roma fueron un revulsivo en mi interior, y como se
observó después, fue denominador común a todos. Su lenguaje y su mensaje me (y
nos) hablaron, y nos guiaron hasta la conclusión de que había cosas que no
podían seguir igual y que debíamos cambiar. En las cartas de Poveda había un
mensaje claro: un no rotundo a las medias tintas, a dejarnos de evasivas y a
actuar acordes a nuestra fe. Gracias al documento del Sínodo, nos sentimos
Iglesia, parte de ella, el “lugar” donde debemos estar. El Espíritu nos susurró
al oído e increíblemente sólo se propusieron dos líneas de acción. Eran el
sentir de todos y cada uno de los presentes. Personalmente, la elección de las
líneas de acción (así como su elaboración y propuesta), fueron momentos de gran
alegría por poder colaborar al futuro inmediato del Movimiento, en la medida de
mis posibilidades.
Desde el momento en que recibimos en una tarjetita nuestro
nombre y el de Jesús, algo empezó a cambiar. Después de esos tres días de
profundas experiencias, grandes alegrías y discernimiento, me fui con energías
renovadas para traer a Santander el mensaje de la XI ANAJ y a hacer realidad
esa “nueva evangelización” que queremos. Esa es la misión que se me confía.