jueves, 31 de enero de 2013

Al otro lado de la historia


"En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.» Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel habla muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.» Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba." (Lc 4, 21-30)

Por Redacción AJ. Este domingo, el 4º del tiempo ordinario, seguimos escuchando las palabras de Jesús iniciadas el domingo pasado, Lucas presentaba el comienzo de la actividad de Jesús en Galilea (Lc.4, 14-21) y ese comienzo acaba en fracaso… Todos se “admiraban de las palabras que salían de su boca” (v.22) 
¿Qué les molestó tanto a los habitantes de Nazaret, hasta el punto de “llenarse de ira y arrojar a Jesús fuera de la ciudad”(v 28-29)? ¿Qué no han comprendido? ¿Qué les ha escandalizado?
Lucas nos invita  a sufrir el “escándalo”, el escándalo de sus paisanos: el Cristo, el Hijo de Dios es el carpintero, un don nadie, de un pequeño pueblo perdido en las tierras de Palestina. “Escandalizarse”  de que el hijo de José, el carpintero, sea el Mesías, el Hijo de Dios, nos puede llevar a comprender que Jesús, el Hijo de Dios, se ha colocado desde el otro lado de la historia, desde la historia de los que no cuentan (F. Riera)
“Se llenaron de ira” (v. 29) al recordarles Jesús que en tiempos de Elías y Eliseo, Dios ayudó antes a los extranjeros que a los israelitas sus vecinos, Lucas nos invita también a considerar la universalidad de la Buena Noticia: Jesús es para todos los seres humanos, sin hacer diferencias y sin conceder privilegios, Jesús trasciende las culturas, las religiones, las prácticas religiosas… y acoge a todos.
Este Domingo, y toda la semana, para confrontarnos como discípulos y discípulas de Jesús podemos preguntarnos: ¿dónde nos situamos, del lado de quienes estamos? y ¿a quiénes y cómo acogemos? 
No dejéis de confrontar la calidad de nuestro amor con la segunda lectura (1 Co 12,13) que la liturgia de este domingo nos ofrece, ¡que riqueza!
¡Buen domingo y buena semana!

martes, 29 de enero de 2013

Nuestro granito de arena

Por Alberto Sarabia Ruiz. Hace 13 años, en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de Nueva York, representantes de todos los Estados miembros, un total de 189, firmaron la Declaración del Milenio, que recogía 8 propósitos a cumplir con fecha límite del año 2015. Son los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), cuyo fin es lograr un desarrollo humano y sostenible bajo el marco de los Derechos Humanos, también redactados y aprobados por la ONU. Tras varias cumbres y conferencias, en la Cumbre del Milenio se ratificaron estos acuerdos y comenzó una gran labor. Se crearon fondos de Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD), en los que los países firmantes de la Declaración del Milenio invertían para reducir las diferencias entre el Norte y Sur económicos. Y hasta 2008, año en que comenzó la crisis económica mundial, las inversiones fueron extraordinarias.
A día de hoy, inicios de 2013, a tan sólo dos años de la fecha límite marcada por la Asamblea General de Naciones Unidas, la situación es muy compleja. Se hacen duras críticas al planteamiento original de los ODM, a cómo fueron acordados, los temas que recogen y los que quedan fuera, etc. La realidad de los ODM es muy dispar a efectos prácticos. Hay regiones en las que se han cumplido unos, pero quedan pendientes otros. Regiones en las que ni de lejos pueden alcanzarse para 2015, y otras en las que ya se han alcanzado. Incluso hay regiones, entre las cuales se sitúa nuestro país, en las que se ha producido una recesión alarmante en este desarrollo humano y sostenible.
Se plantea ahora una cuestión que no ha de sernos ajena. ¿Qué pasará en 2015? Unos dicen que se seguirá con la misma agenda pero alargando el plazo, otros que se redactará una nueva adaptada al contexto actual… Pero hay que subrayar una diferencia radical, la situación global de finales de los 90 no es, ni de lejos, la de hoy en día. Los países pudientes económicamente no aportan apenas fondos para la consecución de los Objetivos y esto resiente mucho la situación de muchos. Dato: la aportación de España en AOD está en niveles de 1981 cuando España era receptora de esa ayuda.
Y al leer esto te preguntarás ¿y qué puedo yo hacer?, ¿cómo aportar mis ideas a la ONU? (¡Dios mío, la ONU!). Pues bien, desde la Secretaría General se ha impulsado uno de los aspectos más celebrados por la sociedad civil en general. A principios del año pasado, se formó un grupo de trabajo encargado de preparar una agenda para cuando expire la fecha marcada por la Cumbre del Milenio. En esta están representados gobiernos, organizaciones no gubernamentales, empresas y, por primera vez, la sociedad civil. Además, la mayor parte de los representantes de este grupo son de países de renta media, donde ¾ habitantes vive bajo el umbral de la pobreza. Desde junio del pasado año se están haciendo consultas vía Internet para recoger las inquietudes de los ciudadanos y que estás sean presentadas a esta comisión.
De lo que se decida en 2015 dependerá el futuro más inmediato de todos. Se nos brinda una oportunidad excelente para contribuir a que lo que se ha hecho hasta ahora no se pierda, sino que se pueda mejorar. Desde nuestro ser cristiano estamos llamados a ofrecer nuestra ayuda en la medida de las posibilidades de cada uno. Hagamos que las diferencias se anulen aportando nuestro granito de arena, porque el mundo es de todos, y entre todos podemos dar lo mejor de ello.

jueves, 24 de enero de 2013

Ser con Él buena noticia


Jesús, Buena Noticia -“Evangelio”- y nosotros también con Él
(Lc.1,1-4; 4,14-21)

Por Redacción AJ. Seguimos recorriendo los hechos de la vida de Jesús cuando, después de dejar su larga etapa de vida en Nazareth, está decidido a dejarse llevar por el Espíritu, a comunicar a muchas personas la propuesta que nos trae. Él vive entre la gente, y le vemos este domingo, como en los anteriores, entre la gente de su tierra. Alrededor de Él, se producirán signos que ayudarán a creer en Él y en el Padre Dios.
Hace dos semanas le recordábamos en el Jordán, cuando se bautiza con todos los que se acercaban a Juan. Allí  vino una voz del cielo: Tú eres mi Hijo el amado, el predilecto”. 
Hace una semana le recordábamos en una boda, con su madre, entre sus amigos, porque el proyecto de Dios es de alegría, de disfrutar con el amor entre las personas. Y hace un signo, el primero, para alegría de los novios y de todos. Con el vino como símbolo, al que los textos sapienciales dan el significado de gozo, amor, sabor de la vida.
Este domingo le vemos de nuevo entre su gente, allí donde se enseñaba lo que Dios – expresado en la ley y los Profetas- quería para su pueblo. También a nosotros nos habla hoy: 
“Le entregaron el libro del Profeta Isaías y desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor”. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y se puso a decirles: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”.
¿Es Jesús para nosotros Buena Noticia?, ¿nos atrevemos también nosotros a serlo, con Él?   
Mirando a Jesús, qué hace, qué dice, cómo actúa,
*  podemos reconocer cómo vive siempre en relación a su Padre. Su Padre le habla en el Bautismo; en Caná dice Jesús que no ha llegado su hora, el momento del plan de su Padre; aquí se reconoce ungido, enviado. Hablará siempre con su Padre y de su Padre, del Dios que ama y quiere bien a la humanidad, y nos enseñará a relacionarnos con El.
*   podemos reconocer que vive siempre para los otros. Vive para los otros en la alegría, en todo aquello que hace a la persona feliz desde el fondo. Vive para los otros y lucha hasta dar la vida, para que desaparezca todo aquello que, a la persona o a los pueblos,  encierra, ata, no deja ver, hace muy difícil vivir la dignidad que Dios da. Hará muchos signos para que le entendamos y conozcamos a este Dios que nos quiere.
¿Creemos en Jesús?, ¿le reconocemos con facilidad o con dificultad como  Buena Noticia para nosotros? ¿le reconocemos como quien comparte  nuestras alegrías y como quien no vuelve la vista ante nuestras cegueras, cautividades, sino que perdona, es compasivo, busca desatarnos, abrirnos los ojos? ¿Buscamos aprender de El en su comunicación con el Padre?
¿Estamos decididos, cada uno, y como comunidad cristiana, a ser con El buena noticia? ¿nos ayudamos a vivir de este modo? ¿qué nos enreda, qué intereses nos distraen? Las palabras de Jesús son muy directas y nos proponen hacer en las circunstancias actuales con toda su diversidad y complejidad, lo mismo que Él hacía. Vivir con los ojos y el corazón abierto a lo que acontece cada día, hacer surgir todas las potencialidades en las personas para que las pongan al servicio de todos, comprometernos de modo concreto con las pobrezas de nuestro mundo, será el quehacer que más avalará nuestra identidad de seguidores de Jesús. Serán signos con capacidad de contribuir a que otros también le reconozcan. ¿Qué preocupaciones son hoy las de Jesús? ¿Qué hechos, actitudes nuestras, en la realidad concreta que vivimos, pueden ser signo? ¿Cuáles reconocemos como contrasigno?
Un regalo y un profeta
Quienes hemos encontrado a Jesús como Buena Noticia, tenemos un regalo, no es nuestro mérito. En la primera lectura de la Misa de hoy escuchamos también “No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza” y la alegría es expresión de este regalo.
En los textos de la Misa de San Pedro Poveda la Iglesia nos entrega como canto de entrada, cuando la comunidad se reúne para celebrar la Eucaristía. el fragmento central del Evangelio de hoy: “El espíritu del Señor está sobre mí… me ha enviado…” Dios nos ha dado a Pedro Poveda, como profeta, como maestro que con su ejemplo y su palabra sabe enseñarnos lo que muchas veces nos cuesta lanzarnos a vivir.

lunes, 21 de enero de 2013

Vosotros sois sal de la Tierra


Por Héctor G. C. Vosotros sois la luz del mundo. Vosotros sois la sal de la tierra.

Jesucristo nos dirigió estas palabras a todos los cristianos. Y hoy más que nunca tenemos que llevarlas a cabo, pues hoy más que nunca el mundo está necesitado de gente que dé testimonio, que sea sal y luz. Pero más sal que luz. Ser luz es sencillo. Ser luz implica ser visto, hacer las cosas para que el mundo se dé cuenta de que estamos ahí, y muchas veces hacer las cosas sólo para que el mundo las vea, buscando su aprobación, no porque creamos que hay que hacerlas así. La luz resplandece, brilla, pero también puede deslumbrar.

Hoy voy a atreverme a sugerir que, como decía Pedro Poveda, seamos sal.

La sal actúa sin ser vista, desde lo escondido. Pero si no estuviese, se notaría. La sal sazona lo desabrido, como el cristiano ha de salar las vidas de los demás.

A día de hoy, el mundo no busca grandes manifestaciones de fe, ni grandes testimonios. El mundo busca vidas coherentes. Gente que no tenga miedo a decir que es cristiana. Pero cristianos que lo sean por obras, en su día a día, entre los fogones, como diría Santa Teresa. El cristiano de hoy ha de ser alguien que viva en el mundo, que sepa dar razones de su fe cuando se lo pidan, sin ningún temor. Ha de ser un hombre de Dios, que practique la justicia, ame a su prójimo, y camine teniendo a Dios siempre a su lado. Pero sobre todo que ame, porque en eso reconocerán que somos sus discípulos.

Puede que esa sea la parte más difícil, porque siempre hay alguien que no nos cae bien o que se empeña en hacernos la vida imposible. Pues hasta a esa persona hay que amarla y respetarla tal cuál es. Porque en eso notarán que somos hijos suyos, en el amor que nos tenemos unos a otros.

jueves, 17 de enero de 2013

Una voz extraña


"En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: - «No les queda vino.» Jesús le contestó: - «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes:- «Haced lo que él diga.»" (Jn 2, 1-11)
Por Redacción AJ. "Haced lo que él os diga" es una frase que muy frecuentemente se recoge como síntesis de este pasaje. Hoy vamos a fijarnos en otro aspecto, en ese "todavía no ha llegado mi hora".  

María, la madre de Jesús, había sido invitada a una boda a la que también había ido Jesús con sus discípulos. Según parece, Jesús ya había empezado a explicar su experiencia de Dios, su mensaje, puesto que tiene discípulos, pero según parece, sentía que todavía no había llegado su hora. Responde así a una demanda que María le hace, estando atenta a lo que pasa (no parece que Jesús se hubiera dado cuenta). No parece que Jesús sienta que es el momento de hacer un signo significativo público. Y sin embargo, lo es. María no se deja condicionar por la respuesta de Jesús y dice a los sirvientes "Haced lo que él os diga". El resto de la historia lo conocemos.

Una primera pregunta que podemos hacernos es: ¿Qué significa que haya llegado nuestro momento? Hablando concretamente de la fe, de momentos de toma de decisiones, de lanzarnos a hacer algo, de comprometernos… ¿Cómo saber si ha llegado tu hora? En ocasiones parece que los de alrededor pueden tener ideas respecto de nosotros más claras de lo que nosotros mismos sentimos. Son momentos en los que nuestros compañeros de camino perciben cambios en nuestra forma de funcionar o de relacionarnos, que permanecen "ocultos" a nuestros propios ojos, o los percibimos tan pequeños, tan frágiles, tan brote nuevo, que ni nos atrevemos a ponerle nombre.

¿Es tu hora? (de confirmarte, de decidirte a cambiar algunas cosas en tu vida, de preguntarte seriamente cuál es tu vocación, cómo quieres vivir tu vida…)

¿Es tu hora de comprometerte más allá de lo que tú te podías imaginar o de los miedos que te acompañan?

Date un tiempo para tomar contacto con las emociones que afloran al hacerte esas preguntas.

He nombrado la palabra "vocación". Palabra en ocasiones tabú en la sociedad actual española/europea. Creo que podemos estar de acuerdo en que todos tenemos una vocación humanamente hablando:
“Ese llamamiento íntimo a ser de un modo y no de otro”.  (Pedro Laín Entralgo)
“...esos diversos proyectos vitales o programas de vida que nuestra fantasía elabora, y entre los cuales nuestra voluntad puede libremente elegir, no se nos presentan con un cariz igual, sino que una voz extraña, emergente de no sabemos qué íntimo y secreto fondo nuestro, nos llama a elegir uno de ellos y excluir los demás... uno solo se nos presenta como lo que tenemos que ser. Este es el ingrediente más extraño y misterioso del [ser humano]: por un lado es libre... y sin embargo ante su libertad se alza siempre algo con un carácter de necesidad, como diciendo: ‘poder puedes ser lo que quieras, pero sólo si quieres ser de tal determinado modo serás el que tienes que ser’. Es decir, que cada [ser humano], entre sus varios seres posibles, encuentra siempre uno que es su auténtico ser. Y la voz que le llama a ese auténtico ser es lo que llamamos ‘vocación’.” (Ortega y Gasset) 
Sin embargo, podemos dar un paso más allá si eres creyente (y si quieres, claro). Desde el punto de vista de la fe, todos tenemos una vocación cristiana a la que hemos sido llamados. Todos somos invitados a seguir a Jesús con radicalidad, con verdad, con amor. Y a todos nos son ofrecidas mediaciones, modos, elecciones vitales, comunidades eclesiales en los que vivir esta vocación. 

¿Y a ti? ¿Te ha llegado el momento de empezar a dar pasos concretos de opción y de compromiso? ¿Qué te frena? ¿Qué te impulsa? 

¿Qué aparece en tu imaginación como posibles futuros tuyos al hacerte la pregunta?

¿Qué te dicen los de alrededor, los que te conocen bien?  

¿Qué dice esa "voz extraña, emergente de no sabemos qué íntimo y secreto fondo tuyo"?

lunes, 14 de enero de 2013

El desperdicio de alimentos en una sociedad poco concienciada


Por Javier Campos. El pasado día diez de enero escuché en la televisión una noticia que me llamó la atención. Más de la mitad de la comida que se produce en el mundo, se tira. Desgraciadamente no pude enterarme mejor de los detalles. Parece que es el resultado de un informe que se ha presentado en el Reino Unido, probablemente en Londres, pero no quiero asegurar nada sin estar seguro de ello.

Sin embargo esta frase sola, de por sí ya me pareció lo suficientemente impactante como para escribir estas líneas. Si toda esta cantidad de comida se pudiera aprovechar, se podría alimentar, no solo a toda la población del planeta en la actualidad, sino a unos 2.000 millones más de personas (hasta los 9.700 millones, población estimada para el año 2070).

Por supuesto es un tema muy complejo y no es mi intención abordarlo en profundidad. Las causas de esta situación son múltiples y complejas, y tampoco quiero buscar culpables. Creo que simplemente es algo que deberíamos de saber. Actualmente NADIE pasaría hambre por falta de alimentos. Al ser un problema complejo, las soluciones tampoco son sencillas ni inmediatas, pero todo en esta vida empieza por la concienciación.

Y aunque no sean buenas noticias, desde luego, también podemos ver el punto de vista positivo, y es que este querido planeta que nos sustenta, aún a pesar de todas las barbaridades que con él hacemos, todavía puede sustentarnos, a nosotros y a nuestros hijos. Solo tenemos que organizarnos un poco mejor.

jueves, 10 de enero de 2013

Hoy es tiempo


Primera Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7. "Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»"

Segunda Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10,34-38. "En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:- «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»"
Evangelio según san Lucas 3,15-16.21-22. En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: “Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.”
Por Redacción AJ. Las lecturas de este domingo son densas, llenas de fuerza y de poesía. Se podría decir que invitan a tres cosas:

1) Hacernos una pregunta maravillosa: ¿Quién es Jesús? Y mirarle, mirarle hasta irla lentamente casi contestando aunque sin nunca llegar al final: Él es el que pasó haciendo el bien y curando, Él es el ungido por Dios, el que era impulsado por la fuerza del Espíritu, el que Dios estaba con Él, el siervo a quien Dios sostiene, el elegido al que Dios prefiere, sobre el que Dios ha puesto su Espíritu, el que trae el derecho, la justicia. El que no gritará, no clamará, no voceará por las calles, no quebrará la caña cascada ni apagará la mecha que aún humea… El que se deja bautizar, el que ora, el que recibe la voz de Dios, el Hijo, el amado, el predilecto de Dios. 
Hoy es día de mirarle, de dejar que nuestra mirada descubra esa maravilla que es Jesús.

2) Es día de entrar en Él y sentir lo que vive con esa voz del Padre. Sentir su identidad confirmada, su amor puesto en palabras, su predilección expresada. Desde ahora, andará caminos, hablará del Reino, expresará su ternura, dirá que Dios es Padre, que es compasión, que le acompaña…. 
Dirá y hará, porque es la hora de romper el silencio y proclamar la novedad de un amor regalado.

3) Es tiempo de quedarse también en silencio y orar, de dejarse bautizar con el Espíritu y el fuego y ahí escuchar también la voz del Padre que te dice a ti: “Tú eres mi Hijo, mi amado, mi predilecto”, te he llamado, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. 
Piérdete en Jesús y acoge la ternura, la paciencia, la misericordia de Dios que te llama Hijo y que te dice con su total verdad que eres su amado, su amada y cuando salgas y mires a los que te encuentres míralos también como lo que son seres profundamente amados de Dios.

martes, 8 de enero de 2013

No somos una generación perdida


Por Mercè Tous (militante AJ), Óscar Mateos, Sonia Herrera y otros para Cristianisme i Justícia. 

Durante la primavera de 2012 Cristianisme i Justícia propuso a un grupo de jóvenes una serie de encuentros para reflexionar sobre el momento actual. Son jóvenes que vivieron con ilusión el nacimiento del 15-M, comparten el deseo de cambio y el nuevo lenguaje político que este movimiento propone, pero a la vez son conscientes de sus debilidades y limitaciones. Forman parte de la generación de jóvenes mejor preparada de la historia de este país, y también la que está sufriendo una precarización laboral más despiadada. A pesar de la incertidumbre y la desorientación que el momento presente genera, quieren expresar su esperanza en el cambio y en la capacidad de reacción de la sociedad. Este año en CJ hemos querido que nuestra “reflexión de fin de año” sea la suya, que su voz sea la nuestra.

1. Hijos de la bonanza...
Como generación, somos hijos de la etapa de mayor bonanza económica que ha vivido nuestro país. Durante este tiempo, hemos crecido en una sociedad progresivamente mercantilizada, en la cual la existencia ha llegado a tomar sentido en el acto de consumir y en la cual se ha confiado a la técnica la solución de todos los problemas. Durante este tiempo, la democracia conquistada por las generaciones anteriores se ha ido diluyendo en el individualismo, desapareciendo toda noción de bien común. En algún momento de este proceso dejamos de pensar qué modelo de sociedad queríamos porque no lo creímos necesario y el totalitarismo de la indiferencia empezó a hacer presencia en nuestras vidas.

Hacemos nuestra reflexión desde la condición de jóvenes cristianos, sin que esto sea sinónimo de visiones homogéneas o petrificadas. Sabemos bien que nuestra fe, nuestra situación social o nuestros estudios no nos hacen mejores ni nos sitúan en una especie de atalaya moral desde donde juzgar a la sociedad. Estamos plenamente inmersos en ella y participamos de muchas de sus dinámicas, pero también nos atrevemos a interpelar y a interpelarnos sobre la situación que vivimos.

2. Un cambio de época
Nuestro diagnóstico no es un análisis de expertos, se limita a recoger nuestras inquietudes y es, por lo tanto, necesariamente incompleto y sesgado. Creemos, sin embargo, que la crisis presenta múltiples niveles (económico, social, religioso, ético...), hecho que nos conduce a hablar no tanto de una época de cambios, sino de un cambio de época, de un verdadero cambio de paradigma. Estos son algunos puntos en los cuales queremos hacer hincapié:

2.1. Desigualdades crecientes
Los últimos datos del INE indican que en España hay un 22% de personas en situación de pobreza (2 puntos más que al inicio de la crisis), un 25% de la población activa en el paro (sólo un 11% cuando empezó la crisis) y que la desigualdad entre ricos y pobres es cada vez más grande.
Estamos viviendo una progresiva desaparición de la clase media. El modelo de Estado del Bienestar, semilla de la construcción del proyecto europeo y frágil aún en su implementación en países como el nuestro, se está debilitando a marchas forzadas. El ascensor social no funciona y si lo hace es sólo de bajada. Esta desigualdad va acompañada de una estigmatización de la pobreza. Y es que el neoliberalismo nos ha convencido de la falacia que vivimos en una sociedad que ofrece igualdad de oportunidades a todo el mundo. En consecuencia, se responsabiliza/culpabiliza al pobre de su situación, cuando en realidad es el mismo sistema el que se alimenta de víctimas para poder funcionar.

Ante esto reivindicamos una caridad y una solidaridad que sientan el problema del pobre como un problema propio, fruto del conocimiento de la identidad humana común, y no sólo como fruto de un “neoliberalismo compasivo” que no cuestiona las causas de la pobreza.

Por desgracia, la crisis, del mismo modo que ha producido una oleada de solidaridad y compromiso, está alentando la aparición de un nuevo fascismo social que encuentra en el uso de la dinámica del “chivo expiatorio” (el inmigrante, el pobre, etc.) y en la insensibilización ante el sufrimiento ajeno, una válvula de escape al propio malestar. Este fascismo puede ser, a la larga, una de les amenazas de nuestra convivencia y democracia.

2.2. Hundimiento de las instituciones e ideologización de la sociedad
Acciones políticas masivas como el 15M nos han quitado la venda de los ojos poniendo sobre la mesa el déficit democrático de nuestro país y el gran desprestigio de las principales instituciones políticas. El descrédito de la clase política es creciente y en gran medida se relaciona con la pérdida de noción de bien común general a toda la sociedad, pero especialmente visible en un ámbito que se define precisamente por la defensa de este bien común.

Tampoco existen vías fáciles para ejercer la ciudadanía. A pesar de tener nuevos medios y nuevas tecnologías que permitirían y facilitarían dinámicas participativas y consultivas, parece que esta implicación del pueblo en las decisiones que lo afectan no interese de momento a los gobernantes.

En este contexto, hay que sumar el hecho de que los llamados mercados se hayan ido apoderando de los centros de decisión, convirtiéndose en mentores de nuestras débiles democracias.

Finalmente, hemos llegado también a una situación de gran polarización ideológica en la cual el diálogo es cada vez más difícil y la búsqueda de lugares comunes y consensos una quimera. Esta polarización nos ha conducido a la caricatura, al enfrentamiento y a la superficialidad en la comunicación.

2.3. Absolutismo técnico, ocaso del humanismo
Vivimos en un mundo que ha magnificado la técnica y la economía, como si ésta fuese una ciencia exacta generadora de verdades absolutas. Por desgracia el criterio predominante a la hora de valorar las personas, las relaciones, los proyectos o las maneras de vivir ha sido el de la rentabilidad económica. La crisis ha puesto de manifiesto cómo en una sociedad altamente mercantilizada las únicas relaciones que se consideran plausibles son las de sangre o las estipuladas por contrato. La fraternidad queda excluida.

Por otro lado, deberíamos ser suficientemente lúcidos para darnos cuenta de que la historia reciente confirma la falsedad de la presuposición ilustrada, según la cual el progreso técnico implica espontáneamente progreso moral. La fragmentación positivista y el consiguiente olvido de las humanidades comportan el olvido de la pregunta por el sentido de nuestras acciones en el mundo. En otras palabras, hay un peligro siempre latente en una noción acrítica de progreso que se olvide de la ética y que ignore la afinada distinción entre óptimos y máximos.

Esta ruptura se hace especialmente manifiesta en el campo de la técnica y la economía. En nombre del progreso todo queda justificado. El modelo económico occidental, tal y como hoy lo conocemos, presupone que las acciones de tipo financiero, a pequeña o gran escala, quedan fuera del radio de valoración moral. Serían, pues, acciones amorales. Esto es falso. Hay que recuperar la presencia de la ética en la economía, y recordar que existe un uso ofensivo y un uso prudente del dinero, pero no un uso inocuo.

En definitiva, reivindicamos la figura del pensador, del humanista, del crítico. Hay que añadir profundidad y rigor intelectual en todos los niveles de la sociedad.

2.4. Valores líquidos
Siguiendo la afortunada expresión de Z. Bauman, ya hace tiempo que se habla de una sociedad líquida, de los valores líquidos, del amor líquido... Haciendo referencia a un momento en el cual se produce una pérdida de consistencia en aquello esencial. Todo se nos escapa entre los dedos. Esta superficialidad, esta cultura de lo efímero asociada al dogmatismo del cambio constante, nos hacen más vulnerables a los vaivenes de cada momento. Aparecen nuevas esclavitudes, más o menos sutiles, y las personas nos subyugamos a ellas, incluso adrede y con gusto. En este contexto detectamos una asepsia en el lenguaje, que se convierte en herramienta eufemística que nos vuelve ciegos ante la realidad. Queda atrás una concepción del lenguaje que transforma el caos en orden y que nos aproxima a la comprensión del mundo y de los demás. La tecnificación del lenguaje y el abuso incontinente de la palabra nos han insensibilizado. Las palabras ya no queman, y están libres de pecado.

La inconsistencia se plasma también en hábitos como el consumo a todos los niveles. Consumimos objetos y experiencias. Consumimos la vida misma. A menudo parece que la única forma de ocio es el consumo. Este crecimiento entendido sólo como aumento de la capacidad de consumo nos ha empobrecido como sociedad y como personas, nos ha hecho perder consciencia de nuestra influencia y responsabilidad en la sociedad y de la fuerza del compromiso encarnado en las opciones del día a día.

2.5. Invierno eclesial
En medio de esta sociedad líquida, los grandes relatos se esfuman, las grandes palabras despiertan ironías y, en el mejor de los casos, perplejidades. Esto afecta, evidentemente, a las religiones. El cristianismo es una opción vital con una clara pérdida de legitimidad social. Las causas son diversas, pero con dos polos claros. Por un lado, el neopositivismo imperante que percibe todo aquello simbólico, religioso, poético, no-científico, como algo patológico o sencillamente inútil. Por otro lado, la mala administración de lo sagrado que la Iglesia ha ejercido en múltiples momentos de su historia. Muchos sentimos con tristeza que nadie nos representa en la Iglesia. Vemos clara una necesidad de redescubrir definitivamente la vocación cristiana como encarnación en medio del mundo; buscamos la expresión de una fe y una espiritualidad capaces de integrar todas las dimensiones de la persona; y creemos que el cristianismo de hoy debería ser una utopía entusiasmadora, una ética comprometida y una trascendencia verosímil.

3. Horizontes: ¡No queremos ser una generación perdida!
El mundo en el cual nacimos ha quedado obsoleto. Los anhelos de aquel “otro mundo posible” en que ha crecido y se ha formado nuestra generación parecen cada vez más lejos. De repente se hace patente la imposibilidad de lograr muchos de los proyectos personales y comunitarios, al menos aquellos con que nos habían enseñado a soñar. Vivimos con dificultad la construcción de un itinerario vital con sentido, a partir de una vocación discernida.

Aunque parece que el pesimismo se ha apoderado de nuestro horizonte, NO QUEREMOS SER UNA GENERACIÓN PERDIDA. A pesar de vivir en un contexto en que se hace difícil lograr paz interior y lucidez sentimos la necesidad de encontrar vías de implicación en la recuperación de ciertos valores y de una visión humanizadora del mundo. Es más, constatamos que ya se están dando en nuestro entorno iniciativas locales, sencillas, de carácter colectivo y transformador que son anticipaciones de un futuro que está por venir.

Desde aquí queremos hacer un llamamiento a la esperanza, a la alegría (que debería ser tan propia de los que nos decimos cristianos) y a caminar hacia nuevos horizontes que:
– Recuperen la fraternidad, y trabajen por lo común, lo que es de todos.
– Luchen contra el binomio individualismo/indiferencia.
– Blinden espacios para cuidar a la persona en su integridad.

Hacemos nuestras las palabras de un bonito poema de Pedro Casaldàliga: «Es tarde pero es nuestra hora. Es tarde pero es todo el tiempo que tenemos para construir el futuro».

Cristianisme i Justícia
Diciembre de 2012

Puedes acceder al texto publicado por Cristianisme i Justícia en este enlace: http://www.cristianismeijusticia.net/sites/default/files/es241.pdf

jueves, 3 de enero de 2013

Alentando las búsquedas


“Jesús nació en Belén de Judea en tiempo del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". Al enterarse el rey Herodes se sobresaltó y todo Jerusalén con él; entonces reunió a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos contestaron: “En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: ´Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo, Israel`". Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran la fecha en que había aparecido la estrella y los envió a Belén, diciéndoles: "Id y  averiguad cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encontréis, avisadme para que yo también vaya a adorarlo”. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarles hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños la advertencia de que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.” (Mt 2, 1-12)
Por Redacción AJ. El Evangelio que la liturgia presenta para el primer domingo del año que, casualmente, coincide con la fiesta de la Epifanía del Señor, es un episodio narrado exclusivamente por el evangelista Mateo: La adoración de los magos; situado dentro de los relatos de la infancia que constituyen una especie de epílogo del primer evangelio. Tras la larga genealogía de Jesús, el evangelista narra el conocido texto de la adoración de los magos, para concluir con la huida a Egipto y la vuelta a Galilea. Es fácil deducir que estos dos capítulos, pensados y bien estructurados tienen una intencionalidad muy clara: mostrar que en Jesús se cumplen, conforme a las Escrituras, las promesas hechas al pueblo de Israel. Que Jesús, nacido de la estirpe de David, es el Mesías.

Mateo escribe su evangelio después del año 70, cerca de los 80 dicen los exegetas, y lo dirige fundamentalmente a gente procedente del judaísmo convertida al cristianismo después de la muerte-resurrección de Jesús, gente, por tanto, del pueblo que no reconoció a Jesús como el Salvador, y que conoce bien la Ley de Moisés y los profetas. Desde aquí se entiende la insistencia de Mateo en poner de relieve que Jesús no solo cumple la Ley sino que la lleva a su plenitud, no circunscribiendo el mensaje de salvación a un pueblo determinado, a un pueblo elegido, sino que su mensaje es universal, se dirige  a todos los pueblos, a todas las naciones, a todos los tiempos.

El relato de la adoración de los magos pertenece a un género literario llamado midrash, utilizado en el Antiguo Testamento para describir el nacimiento de personajes célebres como Moisés, Samuel, etc. Su intención más que destacar la historicidad de los hechos, pone de relieve su significatividad, es decir, la enseñanza que se quiere transmitir. 

Profundizamos  en qué nos dice a nosotros HOY este texto y en cómo puede ayudarnos en nuestras vidas. Para ello, vamos a detenernos en primer lugar en los PERSONAJES principales del texto, en lo que hacen, lo que dicen, como actúan: los magos, el Rey, un niño con su madre… y una Estrella. La función de la estrella es clave en el texto. Es la que atrae a los magos y despierta su interés, los guía, los ilumina y acompaña en el camino, y les conduce a la meta.

1. Unos magos de Oriente. Representa a la gente que busca, está atenta, es capaz de distinguir entre los millones de estrellas que lucen en el firmamento una que brilla con luz especial y que parece indicar algo diferente. Gente capaz de contrastar sus búsquedas, compartir lo que ven en el horizonte, lo que van descubriendo y se arriesgan a ponerse en camino…  no saben cuándo llegarán, ni si tendrán éxito, pero saben qué es lo que los ha puesto en marcha, una llamada irresistible surgida en su interior al mirar la estrella.
  • ¿Qué hay en nosotros de esa actitud de búsqueda?

2. Un rey con nombre propio Herodes conocido por su crueldad. Fiel vasallo del poder del imperio romano al que el pueblo judío está sometido. A este rey que controla todo, le coge desprevenido la visita de los magos y más aún el motivo de la visita. Llama a sus asesores, a los entendidos de la ley judía, quienes para sorpresa suya, confirman lo que dicen los magos: que en una pequeña ciudad de sus territorios, en Belén, nacerá el Pastor de Israel. Desconcertado, lleno de miedo, necesita quedarse sólo para maquinar qué hacer ante quien ya desde ahora vive como rival.
  • ¿Cómo nos situamos ante hechos inesperados de la vida? ¿Descubrimos en nosotros actitudes de cerrazón y miedo ante quien puede quitarnos protagonismo, invadir nuestro espacio, etc.? 

3. El niño con su madre. El niño aunque no es llamado por su nombre tienen la certeza de que es Aquel a quien buscan. La madre es presentada por su nombre, María. 

Y los magos conducidos por la estrella hasta este lugar, entraron en la casa. Necesitaron entrar dentro para que ocurriese lo que dice el texto:
vieron al niño, con María su madre,
y cayendo de rodillas
le adoraron.
ENTRAMOS ACTIVAMENTE EN LA ESCENA

Somos invitados como los magos a entrar en la casa donde habita Dios, esa casa que desde que “puso su tienda entre nosotros” somos nosotros mismos y es el mundo. Todo el mundo y nuestro mundo. También el de hoy, con sus crisis y desajustes, con su enorme complejidad, con sus cerrazones y cegueras. Es ahí en nuestra realidad concreta donde somos llamados a entrar, a aprender a superar los obstáculos y a distinguir las señales, aunque sea de noche, que nos conducen a donde está Dios. Ese Dios que pasa inadvertido, que no deslumbra, que no vive en lujosos palacios, sino que se presenta en la sencillez de una imagen cotidiana, la de un niño con su madre. Es la imagen que habla de vida regalada, recibida  y acogida; de vida por cuidar, alimentar y ayudar a crecer; de vida con sentido, inserta en un plan de justicia y liberador; de vida entregada para todos.

Esta visión nueva de las cosas, de la realidad, e incluso de la imagen que tenemos de Dios, provoca la actitud de postrarse en adoración. En un lenguaje más cercano, significa hacer silencio, dejarse inundar por la presencia callada de la Vida, significa bajar las defensas y las resistencias, y abrirse a la novedad del Misterio.

De esta experiencia de contemplación y encuentro con el niño en brazos de su madre, que nos muestra a un Dios que rompe todos los esquemas, brota el ofrecimiento de lo que se tiene. Oro, incienso, mirra...  Lo mejor de cada uno puesto a los pies del niño, con conciencia de que es insignificante pero que agrada al Señor. Esta experiencia transforma la vida en compromiso de anuncio.

Los magos tras haber encontrado la Luz que señalaba la estrella, Luz de donde dimana toda luz, vuelven a su cotidiano por otro camino, para seguir alentado las búsquedas de quienes de tantos modos, se ponen hoy en camino hacia la Estrella.
  • ¿Dónde me encuentro respecto de los elementos señalados en este punto?
  • ¿Qué es lo que más me cuesta? ¿En qué me siento más fuerte?
  • ¿En qué siento que puedo ayudar o sostener a otros?