domingo, 31 de marzo de 2013

Un sentido nuevo a tu vida


"El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le hablan cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos."(Jn 20, 1-9)

Por Redacción AJ. El texto que la Iglesia proclama el domingo de Pascua es del Evangelio de Juan. Es el relato sobre el sepulcro vacío que recogen también los evangelios sinópticos. Tal es la importancia y centralidad de su mensaje.

Los cuatro evangelistas coinciden en señalar algunos elementos narrativos:
  • Que el sepulcro es hallado abierto y vacío por algunas mujeres.
  • Que ocurre después del sábado, en la madrugada del primer día de la semana.
  • Que las mujeres corren a anunciarlo a los discípulos. 

¿Cuál es el mensaje de fondo de este relato?
  • En primer lugar que es una mujer la primera es “toparse” con una sorpresa inesperada. Y es la misma mujer que reconocerá a Jesús, fuera de la tumba, en el jardín al escuchar su Palabra, al oír su nombre ¡María! 
  • En segundo lugar focaliza la atención en los papeles de Pedro y del discípulo amado, Juan. Pedro no es el primero en llegar al sepulcro, pero sí en entrar y “ver” lo que allí hay. Juan entrará después, pero al hecho de “ver” -añade el texto- que “creyó”. Queriendo significar desde el principio que lo que están viendo no es suficiente para explicar los hechos. Se necesitará algo más, la experiencia del Encuentro con el Resucitado para situarse desde la actitud precisa, la fe. El texto deja también claro que la comunidad joánica precede en la fe a la de Pedro.
Merece la pena subrayar la idea de que la constatación de la tumba vacía no es suficiente para probar la Resurrección de Jesús. El hecho del sepulcro vacío y abierto, por sí solo, no prueba la Resurrección. Los relatos de las apariciones y las confesiones de fe, los himnos, recogidas en los Hechos de los Apóstoles y en otros escritos del NT resultarán imprescindibles para comprender el acontecimiento al que remite, la Resurrección de Jesús. Acontecimiento central de nuestra fe.

Pero aunque la tumba vacía no sea una prueba, si es un signo. Signo a través del cual se nos da a entender que Jesús no se encuentra entre los muertos y que quien quiera encontrarlo no debe buscarlo en su tumba.
  • ¿Dónde busco yo a Jesús?
¿Qué significa creer en la Resurrección de Jesús?

La fe en la Resurrección anuncia que Jesús VIVE y ello implica que:
  1. La Resurrección ha de comprenderse como la respuesta de Dios a la fidelidad del Hijo. El Padre que en la cruz parecía haber abandonado al Hijo le ha dado la razón. La resurrección expresa que la muerte de Jesús no fue la última palabra que Dios le dirigió. Su última palaba fue acoger el amor fiel y entregado, y  devolverle la vida. La Vida Plena. El que murió crucificado vive de nuevo, pero no una vida como la nuestra, perecedera, finita y mortal. Ahora vive en Dios, vive para siempre.  
  2. La Resurrección de Jesús no solo significa que Él vive sino que se reconoce la validez  de su mensaje. Jesús fue condenado por blasfemo, por atreverse a llamar a Dios Padre, por presentarse como falso profeta, por dar al pueblo un mensaje de parte de Dios que -a los ojos de la ley y de quienes lo condenaron- no venía de Dios. Pues bien, el que Dios resucite a Jesús, significa que el Padre reivindica el mensaje de Jesús como verdadero y predicado en su nombre. Y a Jesús como a su Hijo como verdadero profeta, y a su mensaje como pronunciado en nombre de Dios. 
  3. La Resurrección de Jesús da al creyente un sentido nuevo a su vida. Confesar a Jesús y seguirlo es caminar tras el único que ha triunfado de la muerte, es participar de su vida y de su destino, esto es de la vida plena de la resurrección.
    Viviendo como hijos de Dios y hermanos de todos es como ha de realizarse la nueva existencia humana.
He aquí la obra del Espíritu irnos configurando al modo de Jesús, ir esculpiendo en cada creyente la imagen del Resucitado, anticipando en el hoy de nuestra historia las primicias que un día toda la humanidad alcanzará en plenitud.
  • ¿Qué significa en mi vida creer en Jesús resucitado?  
  • ¿En qué noto que la Resurrección es ó no es algo esencial en la vivencia de mi fe?  
  • Relee de nuevo el texto de Juan, saboréalo, descubre lo que sientes y a qué te llama… y compártelo con tu grupo y/o  acompañante.

martes, 26 de marzo de 2013

El Señor me abrió el oído

Pasión de Jesús según san Lucas 22,14-23,56


Por Redacción AJ. Los grandes maestros de la espiritualidad cristiana siempre consideraron que los días de la Semana Santa, eran días de contemplación y silencio. Para acompañar al Señor.

Porque el final de la vida terrena de Jesús, las circunstancias de su muerte y resurrección constituyen un misterio tan profundo e inabarcable para el corazón humano que la mejor palabra es el silencio ante el propio dolor de Jesús que condensa, amplifica y da sentido a todo nuestros sufrimientos.

Los pasos de aquel niño de Nazaret, que miraba la vida con ojos profundos y diferentes, fueron acercándole al final de su misión. Los gritos de alegría de la gente a su alrededor, aquella mañana de domingo en Jerusalén, le hablaban sin duda de la certeza inconmovible que anidaba en su corazón desde hacía tanto tiempo: estaba haciendo la voluntad de su Padre. Y tanta gente lo había escuchado, tanta gente lo había seguido, lo había acogido, encontrado, amado... Nada de eso podía perderse. Aquel domingo, los ramos de olivo, entre los que veía las sonrisas de la gente, le hablaban de la vida sin límites que latía profunda a su alrededor. Ningún poder lograría acallarla: "Si estos callan, gritarán las piedras".

Pero esa misma certeza, lo llevaba también a la convicción de que llegaría el momento de pagar el precio de sus decisiones. En una ocasión, había dicho: "¿De qué le sirve a nadie ganar todo el mundo si malogra su vida?" No era una máxima aprendida. Sentía que era el dilema mayor de su existencia. Así lo había sentido en el desierto. Renunciar al poder, al dinero, a la fuerza..., y elegir la pobreza, la debilidad..., ¿el fracaso? Ahora se encontraba en el umbral definitivo. Y, si quería ser fiel, debía cruzarlo.

Sin embargo, estaban los amigos. Aquellos que "habían perseverado con él en sus pruebas", aquellos a los que nunca podría abandonar. Deseaba ardientemente estar con ellos, hablarles de lo que sentía, de lo que llevaba en el corazón desde hace tanto, deseaba recordar con ellos... Muchas veces sentía el impulso de inclinarse ante ellos, de lavarles los pies, de agradecerles... Nunca los dejaría solos. Estaría con ellos hasta el fin. Cualquiera que lo hubiera conocido, sabría que estaría diciendo la verdad y que esa verdad era como un diamante: fuerte, pura y luminosa. Por eso, sentir la traición lo derrumbó.

Sus pasos lo llevaron al fin a aquella noche de tortura y de miedo. Lo precipitaron en una espiral inesperada de odio y rencor... ¿Cuántos resortes había hecho saltar en el viejo sistema de los grupos de poder para que estos respondieran con esa furia? Contra un hombre solo. Porque la soledad lo volvía todo tan áspero que el cáliz que debía beber parecía estar lleno de polvo.

Así que se adentró en esa negrura, dispuesto a entrar en la muerte con los ojos abiertos, sintiéndose habitado por todas las muertes, por todos los fracasos, "como un hombre de dolores, acostumbrado al sufrimiento. Ante quien se vuelve el rostro".

Y así, aquellos a quienes más quería en el mundo le negaron hasta el consuelo de sentirlos cerca. Sin embargo, los perdonaba de corazón. Era tan duro vivir el fracaso, tan difícil pasar de la certeza a la incertidumbre..., tan horrible estar cerca de la muerte...

Sus pasos lo tendieron en la cruz y su corazón se replegó en la oración más angustiosa que nunca habría podido imaginar.   

Esperando contra toda esperanza, perdonando, acogiendo hasta el final.

Cuando llegó el último latido, sintió que su Padre lo abrazaba, lo estrechaba contra su pecho. Era un niño otra vez y se entregaba. En sus manos. 


lunes, 25 de marzo de 2013

Tú eliges


Por Julia, Irene, María, Dani y Judit – AJ Madrid.

¿Sabías que…
… en España hay más de 56.000.000 de líneas de teléfonos móviles para tan sólo 46.500.000 habitantes?
… en la batería de los móviles hay una sustancia llamada coltán?
… el coltán es extraído de minas africanas donde trabajan niños en condiciones infrahumanas?
… que por cada kilo de coltán extraído fallece un niño?

Piensa…
¿Cuántos móviles tienes en casa? ¿Cuántos no utilizas? ¿Qué puedes hacer con ellos?

Si estás leyendo esto…
… lleva los móviles que ya no uses a los puntos limpios de reciclaje en las sedes de Intered y colegios de la IT.


lunes, 18 de marzo de 2013

Voto de Covadonga 2013

Por Pilar Fernández Padierna, militante de AJ. El lunes de la semana pasada fue un gran día de emociones y sentimientos, como si los hubiesen metido en un bote cerrado y alguien los hubiera agitado. Por un lado andaba despidiéndome de compañeros del Archivo de San Isidoro y de las clases de inglés, y por otro estaba con los nervios típicos de becaria debido a que esta tarde tenía que empezar a trabajar en la biblioteca del Centro de Idiomas de la Universidad de León... ¡Mi primer trabajo remunerado!

Pero cuan fue mi sorpresa que desde Madrid me comunicaron algo que no me esperaba... Y quiero comunicároslo por aquí para celebrar con vosotros esta increíble experiencia: me ofrecieron ser una de los Oferentes del Voto de Covadonga de la Institución Teresiana en mayo de 2013. Estoy emocionada porque para mí es un gran honor y una gran responsabilidad aceptarlo en nombre de Acit Joven y de todos los jóvenes IT.

Espero que ese día tan especial en mayo lo pueda vivir con ilusión y esperanza de vivir un día increíble y de poder dar mi propio testimonio. Deseo que Pedro Poveda ponga en mi boca las palabras necesarias para transmitirlo a toda la IT y poder ofrecerlo ante la Santina de Covadonga, quien con su aliento y su inspiración, logró que la IT sea parte de todos y de cada uno de los que estamos ahí luchando por ello...

Dice Maite Uribe en su carta: 
Apoyados en la fe de María y en el canto del Magníficat, llevamos al Voto de Covadonga de este año 2013 la invitación y el compromiso que nos ha dejado la XVII Asamblea General de profundizar y vivir una llamada fuerte a la justicia, convencidos de que las obras son las que dan testimonio de lo que somos.”

Quiero agradecer la confianza que el Consejo de Gobierno de la IT ha puesto en mí para realizar este acto junto con oferentes de diversas partes del mundo, así como a Acit Joven por hacer que estos momentos merezcan la pena con la ayuda de Dios y de Jesús, y de Nuestra Señora.

Para los que no sepáis lo que se trata el Voto de Covadonga, aquí os dejo el siguiente enlace.


Y también este otro, para que veáis en qué consiste este acto, con los oferentes del año pasado.

viernes, 15 de marzo de 2013

Dios es misericordia

"En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.» (Jn 8, 1-11)
Por Redacción AJ. Próxima ya la Semana Santa la liturgia nos invitar a profundizar en el tema central del mensaje de Jesús: Dios es misericordia.

Este pasaje evangélico de la adultera es un relato sobrio y de tenso dramatismo, entremos en él y contemplemos lo que sucede.

El hecho es claro: una mujer ha sido sorprendida y apresada en flagrante de adulterio y la prescripción de la Torah no admite duda alguna: la pena es de muerte, la lapidación.

Los implacables acusadores que dan a Jesús el nombre de Maestro le presentan el caso para que se pronuncie. Aprovechan la ocasión para poner en un aprieto a Jesús, al que el pueblo considera como Rabi.

jueves, 14 de marzo de 2013

Deseos de reformar la Iglesia

Por Eloísa Montero. Honestamente creo que es un momento para pedir con fuerza y esperanza a Dios para que bendiga e ilumine al papa Francisco.

Son muchos los anhelos que brotan en muchos de nosotros en estos momentos; también de tentación.

Sin que hayan pasado 24 horas desde el anuncio de su elección nos llueven noticias, opiniones de su postura ante la dictadura, ante el gobierno actual, sobre sus desplazamientos en bus y metro o su vivienda en un piso sencillo.

Quizás valoremos sus escritos, declaraciones y actos del pasado a través de lo que se publique, siempre incompleto y siempre desde una óptica. Valoramos su petición y su gesto de inclinarse para que pidamos a Dios que le bendiga, valoramos la cruz que llevaba en el pecho, valoramos la elección del nombre Francisco.


En medio de esas noticias y pinceladas de biografía interpretaremos algunos datos como "fortalezas"  a nuestros ojos. Si son evangélicos, signos del Reino ya presente anunciado por Jesús, recemos para que no se debiliten y así pueda ayudar a renovar la Iglesia.

También es posible que identifiquemos algunas "debilidades" (siempre desde nuestra sensibilidad y del conocimiento parcial que tenemos de la realidad que nos presentan en titulares) a las que se puede agarrar esa parte que todos tenemos que "viene de vuelta", que mira con dolor aspectos de la Iglesia que desearíamos que fueran diferentes, esa parte que no acaba de fiarse y que tiene miedo a hacerse ilusiones. Es difícil que lleguemos a saber por completo a qué respondieron esas palabras, hechos o manifestaciones.

Sí creo que pueden ser ocasión para hacer lo que ayer pidió desde el balcón: que pidamos por él. Pidamos que sus “debilidades” sean ocasión de crecimiento en la fe también para el papa Francisco. Que ante la nueva tarea, la más difícil de su vida seguramente, se encuentre impulsado y robustecido por el conocimiento interno de Jesús y la oración de todos nosotros.

Es difícil que los cambios se den como los queremos nosotros, cada uno y cada una, al ritmo que queremos. Más difícil aún cuando hablamos de una comunidad grande, muy grande, de creyentes; de una comunidad de comunidades con sensibilidades distintas, también con anhelos y tentaciones seguramente distintas en estos momentos.

Puede que caigamos en la tentación de pensar que nosotros sabríamos lo que hay que hacer y cómo hacerlo, cuando le pedimos que renueve la Iglesia. Puede que caigamos en la tentación de pensar: la Iglesia “buena” es la que yo quiero, así que si se tienen que ir los que piensen distinto, que se vayan.

Para el papa Francisco y para cada uno de nosotros se abre una oportunidad clara de tener una referencia clara: el reino proclamado por Jesús de Nazaret. En este contexto: la realidad actual, concreta, de estos tiempos, con sus luces y sus sombras. Con unos medios: la escucha, el diálogo y el compromiso.

Pero sobre todo, este momento es una ocasión estupenda para que todos (sí, todos, el papa, los cardenales, tú y yo) revisemos nuestra vida a la luz del evangelio. Revisemos cómo vivimos y generamos espacios de participación y diálogo en los que permitimos-toleramos-valoramos a quienes piensan diferente; espacios en los que no caigamos en echar fuera o destruir a aquel o aquella que nos hace sufrir, con el riesgo de cortar el trigo junto con la cizaña. Podemos preguntarnos qué uso hacemos de nuestros bienes (económicos, relacionales, intelectuales) y cómo compartimos y elegimos no tener 3 abrigos en lugar de uno, o 3 de lo que sea… En qué medida buscamos el poder y el reconocimiento siendo cada uno de nosotros miembros de la Iglesia. 

Aprovechemos para no mirar solo (que también) a los otros para que cambien y reformen la Iglesia. Creámonos que las reformas evangélicas que hagamos de nuestra vida serán también una reforma de la Iglesia. Y pidamos por el papa, para que nos lidere a todos en la conversión necesaria en esta Iglesia nuestra.


lunes, 11 de marzo de 2013

La Comisión Permanente del “Foro de curas de Madrid” sobre la renuncia del papa

Por la Comisión Permanente del “Foro de curas de Madrid”, 13 de febrero de 2013, a propósito de la renuncia del papa.

Nos alegra la dimisión del papa por varias razones.

Nos alegramos por él mismo. Porque una persona anciana y débil no tiene por qué seguir llevando sobre sus hombros la gestión de una institución con cerca de dos mil millones de fieles. Este gesto, extraordinario en la Iglesia católica, resulta normal en cualquier otra agrupación humana. No obstante, es innegable que esta renuncia a la Silla de Pedro, hecha libremente desde quien, como el pontífice de Roma, detenta un poder absoluto en el mundo no puede carecer de significación y ejemplaridad. Ojalá tomaran nota otros mandatarios que, por edad, mala gestión o corrupción, se empeñan en seguir apegados a un poder que la sociedad mayoritariamente les está cuestionando.

Pero nos alegra también esta decisión de Benedicto XVI porque pensamos que es una buena noticia para la Iglesia misma y para el ancho mundo en que vivimos. En la nueva era en la que estamos entrando, un gesto como este no debería resultar indiferente. Y debería ser aprovechado por la Iglesia como una ocasión propicia para mirar serenamente la trayectoria que ha venido siguiendo en los últimos años que, a diferencia de lo ocurrido en otras épocas, ha consistido en caminar en asuntos muy esenciales en dirección contraria al proceso humanizador de la historia y tener valor para rectificar.

Como animadores de la fe en nuestras comunidades, somos conscientes de que la institución eclesial está atravesando una enorme crisis de credibilidad. Crisis que está debilitando muy seriamente la misma plausibilidad de la fe cristiana. Esto nos lleva a pensar que necesitamos volver a las fuentes del Evangelio y a la buena tradición para recuperar aquella imagen de comunión en la diversidad que disfrutó durante el primer milenio y que se propuso recuperar el Vaticano II en la Lumen Gentium.  Creemos firmemente que ha llegado la hora de superar la equivocada “eclesiología de la desigualdad” establecida a partir de la Reforma Gregoriana y cuya sombra en cuestiones dogmáticas, éticas y organizativas se ha venido alargando hasta nuestros días. Apoyada en la Palabra y en el protagonismo del pueblo cristiano, es urgente volver a la dimensión sinodal para hacer patentes la pluralidad de las iglesias locales y la colegialidad de sus mismos representantes. Esto nos pondría en camino para descubrir e intentar dar respuesta a los muchos desafíos internos que están desvirtuando el mensaje de Jesús en el interior de la misma Iglesia. Es posible y necesario volver a la “koinonía” o Iglesia de comunión en la diversidad. Y esta es una ocasión propicia si el nuevo papa renuncia, entre otras cosas, a ser jefe de la Iglesia y del Estado y asume su verdadera función de  ser “siervo de los siervos de Dios” y “primum inter pares”, entre los obispos.  

Por otra parte, para ser fiel a su verdadera identidad y recuperar una presencia significativa en el mundo de hoy, pensamos que la Iglesia necesita hacer algunos cambios sustanciales. Señalamos solo dos ámbitos en los que estos nos parecen más urgentes y necesarios.

Sería deseable, en primer lugar, aprovechar esta ocasión para decidirse a liberar el discurso excesivamente repetitivo y esterilizante. El férreo control al que se le ha venido sometiendo en los últimos tiempos, en servicio de la verdad dogmática, ha ido apagando poco a poco la creatividad y la imaginación. La imposición, contra viento y marea, del discurso único ha despreciado demasiado talento e impedido recibir en calidad de igualdad en la Iglesia a sectores determinantes en la sociedad civil como la mujer y los diferentes. Pocas instituciones disponen de una capacidad de discurso tan rico y pocas saben despreciarlo tanto como lo ha venido haciendo la Iglesia en los años del posconcilio.

Y, en segundo lugar, la Iglesia debería recuperar el corazón. Ni los códigos de leyes, ni los mejores catecismos tienen sentido si no se recupera el corazón. Y tenemos la impresión de que, por el excesivo dirigismo y afán de controlarlo todo, la Iglesia ha perdido la ternura y la compasión, la frescura  y la cordialidad. Lo recordaba abiertamente el Concilio Vaticano II –cuyo aniversario conmemoramos en estos días– cuando, al inicio de la constitución Gaudium et Spes, afirmaba: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez, gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS1). Este gesto del papa, del que nos felicitamos, debería ser aprovechado por la Iglesia para hacerse más humana entre las personas y más preocupada por la tierra que es fuente de todas las vidas. El servicio a este mundo,  torturado y convulso, siguiendo el ejemplo liberador de Jesús de Nazaret, debería ser capaz de invitar honestamente a  recuperar la esperanza, a reducir las desigualdades, a vencer las injusticias y a encargarse de las y los más necesitados. Porque, según el mismo Jesús, «el que quiera ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9.35).

jueves, 7 de marzo de 2013

Dios nos conoce y siempre confía en nosotros

Por Redacción AJ. Cuando buscamos hacer comprender a una persona quién es, cómo es, alguien a quien queremos, no nos sirve una sola palabra, necesitamos utilizar varias, porque es mucho más grande la persona que la palabra. Generalmente contamos también algo de nuestras experiencias, de nuestros encuentros, y no nos basta una sola.

Así le sucede a Jesús cuando quiere que entendamos, porque no le vemos como le vemos a El, quién es, cómo es Dios, a quien El nombra como su Padre y del que nos dice repetidamente que es también nuestro Padre. Nos lo explica con hechos de la vida humana a partir de los cuales, por semejanza, podamos comprender.

Este domingo, en este tiempo que nos prepara a conocer más el corazón de Dios en la entrega final de su Hijo y en el triunfo de la muerte, la liturgia nos ofrece una de las historias narradas por Jesús para que conozcamos quién es, cómo es su Padre. La historia que describe tiene mucho que ver con la nuestra. Empieza con hechos desconcertantes, como los nuestros muchas veces. Es una historia de encuentro, con la alegría, el aumento de confianza mutua, el amor, la libertad y el compromiso que nace de la experiencia vivida.

Un hombre tenía dos hijos, 
El menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo emigró a un país lejano y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. 
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces, y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. 
Recapacitando entonces se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Se puso en camino a dónde estaba su padre […] 
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos le preguntó qué pasaba. Este les contestó: “Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. El se indignó y se negaba a entrar […]
  • Los caminos de la vida del hijo menor y mayor, qué esperan de su padre, cómo se relacionan entre ellos. 

La actuación que nos describe el Evangelio muestra el modo de entender la vida de cada uno de ellos en el momento en que se encuentran, la comprensión vital de quién era su padre, el modo de relacionarse entre ellos. Ha comentado Benedicto XVI: “Los dos hijos representan los dos modos inmaduros de relacionarse con Dios: la rebelión y una aceptación infantil. Ambas formas se superan a través de la experiencia de la misericordia. Sólo experimentando el perdón, reconociendo que somos amados con un amor gratuito, más grande que nuestra miseria y que nuestra justicia, entramos finalmente en una relación verdaderamente filial y libre con Dios. (Benedicto XVI, 14 de marzo de 2010). 

Podemos reconocer situaciones en las que actuamos al modo de estos hermanos. Algunas veces queremos recorrer caminos que no llenan la vida, y que nos dejan un profundo vacío. O podemos vivir en una paz engañosa en la que miramos sólo para nosotros mismos, han desaparecido de nuestros intereses vitales las personas y también Dios, y no experimentamos alegría, sino también vacío, envidia, inquietud.

El gran protagonista es el padre 
[El hijo pequeño] se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió: y echando a correr se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados:”Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado” […] 
[El hijo mayor] se indignó y se negaba a entrar: pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira en tantos años como te sirvo sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido este hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado” El padre le hijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”  
  • El padre confía, espera el momento favorable, sale al encuentro con los brazos y el corazón abierto. 

Confía en el hijo pequeño, sabe que tiene capacidad de reaccionar cuando tropiece con los muros que su modo de vida ponen a su felicidad. Está seguro de que el amor que le ha entregado será un despertador que le permita bajar a lo más profundo de su vida y reencontrarse con la capacidad de alegría y plenitud que él mismo le ha dado. Esta confianza le da capacidad de esperar, de esperarle, de verle de lejos y de salir a su encuentro. No le juzga, no le recrimina, busca con rapidez todos los signos que expresan su dignidad – el vestido, el anillo, las sandalias, el banquete- le preocupa que su hijo viva. 

Confía en el hijo mayor, que participa de los bienes de su padre, pero no conoce su corazón. Escucha a su hijo mayor que le expresa su corto y pobre modo en que le conoce y por ello su enfado con la generosidad que muestra con el hijo menor. Tampoco le recrimina, confía en su capacidad de reacción al repetirle que ha estado siempre con él. Quiere que su hijo viva, que atraviese las capas de su egoísmo, de su autocentramiento y se reencuentre con la capacidad de alegría y plenitud que le ha dado. 

También en la trayectoria de nuestra vida, quizás ante situaciones difíciles, hemos tenido la certeza del abrazo de Dios, que casi sin dejarnos pedir perdón nos abre los brazos, nos dice que no le preocupa en absoluto de dónde venimos, cómo estamos, sabe que le necesitamos, y ¡nunca perdió la confianza en nosotros, nos esperaba!. En su abrazo somos restaurados en nuestra dignidad y nos dignifica ante los demás. 
Podemos aprender poco a poco, día a día, a relacionarnos con Dios de este modo, basta volvernos a El, hablarle, escucharle. Del mismo modo aprendemos a reconocer que para cada persona Dios tiene el mismo sueño y lo realiza. No nos es fácil este camino de aprendizaje, por ello el Evangelio de este domingo nos pone en alerta diciendo 

“Los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos!” 

A la luz de este Evangelio pedimos con la intercesión de María que acompañó la primera comunidad, para los Cardenales reunidos en Cónclave, la gracia de salir al encuentro de la humanidad con la mirada de Jesús y elegir un nuevo Papa según el corazón de Dios. Y con ellos, renovamos nosotros nuestro compromiso de mirar y actuar según el corazón de Dios.

lunes, 4 de marzo de 2013

Una experiencia de participación Juvenil. InteRed Joven Valencia

Por el Grupo InteRed Joven Valencia.

Hace ya casi cuatro años formamos el primer grupo de InteRed Joven en Valencia, que con el paso del primer año se consolidó en un grupo de diez chicos y chicas, de entre 16 y 20 años y nos veíamos un par de veces al mes. Nos habían llevado hasta ahí las conferencias que en los colegios InteRed hacía presentando lo que en ese momento era el proyecto de un grupo de gente joven.

Recuerdo que eran conferencias que se realizaban delante de cientos de alumnos y alumnas, multiplicados por cada colegio, y aun así, sólo diez eligieron probar suerte. A pesar de venir de colegios diferentes, todos habíamos recibido una enseñanza muy parecida que ponía un acento especial en la transmisión de valores, y el proyecto que InteRed proponía se presentaba como una manera de investigar qué significaba estar comprometid@ con algo, si lo aprendido tenía algún sentido fuera de clase y de casa, y más importante, si estábamos de acuerdo con ello. En un principio pensé que era una lástima que fuéramos un grupo tan reducido, y ahora me doy cuenta de que el trabajo conjunto que nos ha llevado hasta donde estamos hoy no hubiera sido posible de otra forma.

Creo que hablo en nombre de tod@s cuando señalo el aprendizaje en el que consistió nuestra experiencia común. Yo personalmente aprendí a escuchar, y dejar de querer ser tan escuchada, y el que las opiniones no son buenas ni malas, sino válidas. Fue curioso que, si bien veníamos de entornos similares, nos juntáramos un grupo de gente tan diferente. Y en esto no exagero, y cualquiera que estuvo de paso en este grupo lo corrobora. Podía haber sido un inconveniente, pero al final resultó que nos complementábamos, y las que no callábamos aprendimos a escuchar sin comentar de vez en cuando, y los que no hablaban, a interrumpir cuando sentían la necesidad. Para todos fue un privilegio encontrar un espacio para hablar, debatir, aprender y compartir junto con personas que hacían del voluntariado la parte fundamental de sus vidas. Y además de conocernos entre nosotr@s, conocimos a muchas personas en las actividades que desarrollamos que se convirtieron en referencias para nosotr@s.

VOLUNTARIADO EN EL CENTRO CULTURAL ISLÁMICO
La actividad de voluntariado se concretó durante un tiempo en la animación de la ludoteca del Centro Cultural Islámico. Teníamos que estar con l@s más pequeñ@s para que sus madres pudieran tener cursos de formación de distinto tipo.

El inicio fue un gran interrogante porque afrontábamos el reto de cuidar a hijos e hijas de mujeres que proceden de una cultura muy diferente y muy desconocida para nosotr@s. Los chicos que íbamos no sabíamos cómo saludar a las chicas, y viceversa. Intuíamos que había una diferencia importante en el modo de hablar entre hombres y mujeres. El segundo paso nos puso un gran cuestionamiento por delante: si íbamos a educar en valores a través del juego a est@s niñ@s, ¡tenían que ser valores compartidos con sus familias! ¿Seríamos capaces de encontrar valores comunes? Efectivamente, nos dimos cuenta de que las diferencias en valores no eran tantas como pensábamos: la solidaridad, el respeto, la amistad, la ayuda al otro, la cooperación, la igualdad, la justicia…, etc., todos ellos eran valores compartidos aunque, en un primer momento, no lo supiéramos.

Además de disfrutar de l@s niñ@s, de sus sonrisas, su cariño y su alegría cada vez que nos veían, nos mostraron su lugar de oración, escuchábamos la llamada a la misma cada tarde, y conversamos con Mariam, una de las responsables del Centro, de todas aquellas cuestiones que nos inquietaban porque no conocíamos. ¡Teníamos tantas ideas erróneas sobre ell@s!
Experimentamos que, aunque en algunas cosas no estemos de acuerdo, es posible seguir compartiendo, porque al final nos dimos cuenta de que eran muchas más las semejanzas que las diferencias con ell@s, y que lo más importante como personas lo compartíamos.

ARTIVISMO CON CUIDADOS

Probablemente una de las actividades que más impacto tuvo en nosotros fue la de una performance que montamos con ayuda de Antonio con el objetivo de lanzar la nueva campaña de InteRed, “Actúa con cuidadoS”. Antonio (profe y director teatral) e InteRed nos propusieron el artivismo, la idea de llevar a cabo nuestro compromiso, en vez de por los métodos convencionales, enfatizando las posibilidades creativas. Después de unos meses de ejercicios corporales y puesta en común de ideas, tomó forma esta performance en la que poníamos de manifiesto el olvido de las personas de cuidarse entre ellas, y la necesidad hoy en día de recuperar esos cuidados que, casi siempre invisibles, son lo que nos sustenta. Como grupo no fue un trabajo fácil, primero tuvimos que aprender a cuidarnos entre nosotr@s y después a elaborar un mensaje con nuestra experiencia.

EL PRESENTE
Ahora hemos dejado paso a un nuevo grupo de InteRed Joven, al que acompañamos algun@s de nosotr@s, con la esperanza de que experimenten su propio proceso y encuentren lo que buscan aunque aún no sepan formularlo. Nosotr@s ahora formamos parte del Comité de InteRed en Valencia y hemos transformado, o más bien complementado, nuestra forma de vivir. Consideramos como elementos fundamentales de nuestra vida  una actitud crítica y el trabajo de voluntariado. Y dentro de esta opción que tomamos, cada un@ lo lleva a cabo a su manera, buscando sacar lo mejor de sí para compartirlo en esta familia de InteRed que nos acoge y del que seguimos formando parte con ilusión.

Fdo: Grupo InteRed Joven Valencia: Joaquin, Miguel Ángel, Fátima, Marta, Begoña, Aitor, Paloma, Gema y Luisa.

EL FUTURO
InteRed en la C. Valenciana ha apostado por el trabajo con jóvenes y por la generación de sinergias ad intra de la Institución Teresiana. Si hasta ahora hemos trabajado coordinados pero únicamente de manera puntual, ahora estamos desarrollando una estrategia de trabajo conjunto, cuya mejor expresión está siendo la experiencia de InteRed Joven y Acit Joven en Alicante y que iremos extendiendo poco a poco en otras ciudades… Pero esto os lo contaremos en otro artículo, más adelante… Como ejemplo de una buena práctica.