Por Pablo Sánchez. Condensar la vida en unas pocas palabras e imágenes no es tarea fácil (todo el que haya tenido que redactar su propio curriculum vitae conoce la experiencia). Además, si esa vida comprende cien años, la tarea es casi titánica. Y más cuando la vida ha sido tan fecunda y rica en personas y momentos.
La IT en Linares celebra sus cien años de vida con una exposición permanente expuesta en el Centro Cultural Poveda: Historia de un Centenario: 1912-2012. El equipo que ha preparado la exposición ha sabido resumir este siglo de vida en apenas unos paneles, desde las primeras colaboraciones de mujeres linarenses como Isabel del Castillo o Antonia López Arista, pasando por la creación del Centro Cultural en la década de los 80, la inauguración del monumento a Poveda en el centenario de su nacimiento, hasta llegar a los proyectos de acción social que se llevan a cabo en la actualidad.
Las palabras de inauguración de Gregorio Sánchez sintetizaron la labor y el buen hacer de las mujeres y los hombres que han ido conformando el Centro y han continuado en él el carisma de Poveda. La Directora General de la IT, Maite Uribe, subrayó la importancia de Linares en la historia de la IT ("Linares. Al fin se hizo algo en mi pueblo"). También aportó unas pinceladas del momento actual de la IT a través de las convicciones en las que cree la Obra: creemos en la persona, en el valor de las personas con discapacidad, en los derechos humanos, en la capacidad de cambiar las cosas de los grupos humanos, en unir esfuerzos...
A propósito del Encuentro de Meditación y Oración que AJ celebró hace dos semanas, decía: Queremos favorecer las condiciones
que ayuden a las personas a un encuentro
con Dios, y a descubrir una fe que compromete la vida cotidiana. Es lo que
Pedro Poveda expresaba cuando se refería a Jesús como “base de todo progreso
moral y material"
Voy a nombrar algunos hechos que
conocéis: no hace todavía dos semanas, en Madrid, Acit Joven ofrecía para
jóvenes que se forman como creyentes un fin de semana dedicado a la oración en
silencio, con momentos de compartir, “sin móviles”, ayudando a una escucha honda
en el interior de cada uno y en lo más profundo de nuestro mundo.
Fue un acto lleno de emoción y significado, un acicate que nos anima a continuar el buen trabajo sin perder de vista nuestra historia y nuestros referentes. ¡Por otros cien años!
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