viernes, 8 de octubre de 2010

Acción de gracias

"Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.» Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.» (Lc 17, 11-19)
Por Redacción AJ. Muchos de los que llevamos un tiempo en esto del seguimiento de Jesús, hemos recibido la recomendación de pararnos un momento antes de dormir para hacer repaso del día. Es lo que se suele llamar el examen de la noche. Pudiera ocurrir que tuviéramos la idea de que este momento debe ser dedicado exclusivamente a repasar el día, identificar las cosas que hemos hecho mal y pedir perdón. Os proponemos hoy algunos fragmentos de la oración que Pedro Poveda escribió para rezar al concluir el día. Si bien no la escribiremos completamente, sí mantendremos su secuencia, ya que ésta es importante.
"De lo íntimo del alma te doy gracias, Dios mío,
por todos los beneficios que te has dignado otorgarme
en el presente día."
Comienza por mirar tu día, repásalo, y párate a identificar los momentos que Dios te ha regalado, los momentos en que su presencia se ha hecho "evidente" en los otros, en tu forma de relacionarte, en los acontecimientos que hablan de su amor... No pases rápidamente, párate... agradece... reconoce su acción sanadora en ti... no te vayas sin más, como los 9 leprosos que fueron curados... mírate, toca tu realidad, date cuenta de cómo te ha tocado y vuelve a Jesús para darle gracias, para reconocer su sanación...
"Concédeme, Señor y Padre de las luces,
las [luces] necesarias para conocer mis faltas,
las causas que las motivaron y los remedios oportunos
a fin de evitarlas en lo sucesivo."
El amor de Dios se nos ha regalado sin condición y a veces no "funcionamos" a la altura de este amor... En ocasiones somos conscientes, pero otras no... Nos cerramos a ese amor y no nos relacionamos desde lo que supone ser amados incondicionalmente... nos frena (o nos encierra) el miedo, la necesidad de seguridad, el deseo de ser alguien importante... y vivimos situaciones en las que no somos canales de ese amor que habita en el fondo de nuestro ser. Porque es una pena no responder con amor al que nos ama, pídele luz para ver qué ha pasado en esas situaciones, qué te movió (qué necesidad o qué miedo) a no responder desde el amor... Pídele al Señor ser consciente, no sólo de los hechos, sino también de la raíz (porque es muy probable que vuelva a estar de fondo en otro momento) y de las consecuencias, por si pudieras restaurar el "daño" cometido (no será irreparable, seguro). Esto es una gracia, un regalo... ábrete al amor de Dios que puede sanar en ti heridas profundas y ayudarte a funcionar desde otra clave: el agradecimiento.
"Me arrepiento y duelo con todas mis fuerzas
de las culpas, omisiones, ingratitudes y
falta de correspondencia a tus inspiraciones."

La llamada de Jesús es a vivir con plenitud, amando, liberando, sanando... No cierres tu corazón a los deseos que nacen de esta llamada... "La gloria de Dios es que el ser humano viva", decía san Ireneo. Por eso el leproso sanado volvió, "para dar gloria a Dios" con su vida. No sólo dando las gracias, eso es poco, sino para acoger esa presencia transformadora de Dios que, una vez reconocida y acogida, no te deja igual.
"Señor y Padre de las misericordias, bendice a tu criatura
que implora tu bendición antes de tomar el descanso
que necesita para vivir.
Mis pensamientos, mis deseos, todo queda en tus manos
y es mi voluntad servirte y alabarte
en el sueño y en la vigilia.
Tuyo soy, a Ti pertenezco
y en tu providencia y amor confío."
Duérmete y descansa... tu fe te ha salvado...

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