lunes, 10 de octubre de 2011

Palestina



Tendremos que arrepentirnos en esta generación
 no tanto de las acciones de la gente perversa,
sino de los pasmosos silencios de la gente buena.
Martin Luther King

Por Tusta Aguilar. El ser humano tiene la capacidad de acostumbrase a todo, y ver lo más abyecto como natural, bueno o al menos pasable. Nos decimos: así es, siempre ha sido así...
Y eso nos ha pasado con la situación de Palestina. Hay ya generaciones que no han conocido otra Palestina que la del conflicto, la sitiada, la acosada, la pisoteada en sus derechos como pueblo y en los derechos de sus nacionales. Parece como si todo el mundo esperase como natural que tire la toalla, que abandone, que ceda que desaparezca como nación, que acepte como irreversible el genocidio. Pero no sucede, cuando parece que todo está perdido resurgen y se monta una nueva Intifada; o, como ha sucedido ahora, ponen ante los ojos del mundo desde NNUU la injusticia que se está cometiendo con ellos y ellas, y nos sitúa – a todos/as – en la categoría de genocidas como cómplices. La presidenta de Brasil lo dijo en su discurso de apertura de la sesión: dejemos nuestra hipocresía, dejemos el cinismo y la ceguera y enfrentemos el problema. Israel se ha propuesto hacer desaparecer a Palestina, eliminarla del mapa. Tenemos miles de datos, rompe los acuerdos de paz y siempre dando un paso más en su proyecto de ocupar e invadir su tierra, veámoslo de una vez y pongamos remedio.
Si alguno de vosotras o vosotros conoce a alguien palestino o que haya vivido in situ se lo corroborará, todos los que han estado allí viviendo o comprometidos en alguna tarea han comprobado que Israel nos toma el pelo, no da pasos más que en un sentido: destruir Palestina.
Entonces ¿no queda esperanza?
Nos decía un voluntario que ya ha sido expulsado por Israel del territorio, que en una situación desesperada donde más de 30 diputados de la Cámara Palestina estaban detenidos, encarcelados con o sin juicio, un palestino le dijo: Cuando estás encerrado en una habitación en absoluta oscuridad con solo un pequeño orificio, los que están fuera miran por el orificio y solo ven oscuridad, pero el que está dentro mira por el orificio y ve luz, ve iluminado todo el paisaje, lo ve todo con claridad. Así pasa en Palestina, los que estáis fuera solo veis oscuridad, pero los que estamos dentro, en la oscuridad, por nuestro pequeño orificio lo vemos todo y lo vemos con claridad.
Podemos quedarnos impasibles o compartir con ellos su claridad y esperanzas; siempre queda la denuncia, el no olvidar, la cercanía afectiva o efectiva a pesar de los kilómetros que nos separan. No olvidemos que, como en tantas otras ocasiones: “la indiferencia nos hace cómplices”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario