lunes, 8 de noviembre de 2010

Un día y medio muy especial

Por Irene Gregorio, Profundización A en Madrid. A esta hora hace diez días, hacía poco que había aterrizado en Loeches, y las mariposas que se habían instalado en mi estómago desde que fui consciente de que el Encuentro Nacional era real, habían aumentado en un 500% (como poco). El viernes comenzó como otro cualquiera y, de no haber sabido lo que iba a acontecer ese fin de semana, nada me habría indicado que iba a ser especial. Sin embargo, ha sido uno de los mejores de mi vida. Llegué allí con viento y algo de lluvia, y mi Encuentro comenzó con una buena lección: el trabajo en equipo. Aprendí cómo colgar un trozo enorme de plástico de una pared disponiendo de hilo de nylon, unos clavos (=puntillas), un martillo y algo de celo (=fiso). Observé y sentí la alegría del reencuentro: abrazos apasionados, sonrisas, lágrimas de alegría, chillidos estridentes y caras indescriptiblemente entusiasmadas. El sábado una presentación inicial, única en su género, nos dio la bienvenida a este Encuentro. Cartas que emocionan y canciones que impulsan. Objetivos del Milenio presentados con ilusión y guitarras tocadas con una alegría que sólo este encuentro podía inspirar. Después, grupos aleatorios para compartir, con encuentros breves pero intensos. Es la magia de Acit Joven: forjas amistades (de las buenas) sin apenas darte cuenta.

Y luego, con los talleres, nos implicamos más en el mundo que nos rodea. Desde luego, imaginación, ganas e ilusión no faltaron, tanto a los animadores como a los animados. Y para completar la tarde, pusieron en nuestras manos el pasado, el presente y el futuro de la Institución Teresiana. ¡Puf! Demasiada responsabilidad para una tarde; por eso hemos de repartirla, actuando como el futuro que somos del sueño hecho realidad de Pedro Poveda. ¡Menuda tarde más completa! Nos conocemos más a nosotros, a los demás, al mundo que nos rodea y del que formamos parte y a la Institución. ¿Qué más se puede pedir?


Para recoger todas las experiencias vividas, tuvimos un pequeño rato de oración, en el que se nos hizo pensar acerca de las semillas. Somos semillas que debemos dar fruto y estamos rodeados por semillas que han dado, están dando o van a dar fruto. ¿Quiénes son estas personas? Eso debemos descubrirlo nosotros. También tuvimos presentes a algunas personas de las que nos acordamos especialmente. ¿Semillas? ¿Frutos? Quién sabe. Y para acabar el día, tengo que dar mi más sincera enhorabuena a los organizadores de una estupenda velada que quedará grabada en nuestra memoria. Dinámica, divertida y, sobre todo, a cubierto, ya que hacía un frío que pelaba. Nunca podremos olvidar a Shakira, a los payasos, a mamá Noel, a Pocoyó y Eli y, por supuesto, a nuestra querida Harryna Potter, que fue el alma de la fiesta. Todos ellos guiados por su querido psicólogo Gervasio. Creo que aún me duran las agujetas de tanto reírme. (Por cierto, no olvidéis que podéis ver Pocoyó todos los días en la 2 y en Clan. ¡No os lo perdáis!).

A la mañana siguiente, tuvimos una misa preparada entre todos. Fue una celebración muy especial, oficiada por nuestros queridos Agustín y Pedro, cuyo amor y dedicación, sumado al nuestro, hizo de aquella celebración un rato único. Gracias por ese pequeño detalle; gracias por ese “¡Baja de la higuera!” Confío en que lo tengamos presente. Y tras esto, llegó lo inevitable: la despedida. Si las lágrimas que se derramaron pudiesen ser reutilizadas, habríamos acabado con la sequía del mundo. Menos mal que existen las redes sociales, que nos permiten mantener el contacto con estas personas tan queridas que nos han hecho derramar tantas lágrimas. Brindo por todas estas amistades y por todos vosotros. Que el espíritu de Acit Joven nunca muera ni olvide su razón. MUCHAS GRACIAS.

1 comentario:

  1. Me encanta cómo Irene ha reflejado lo que todos pensamos y sentimos :)
    De nuevo,¡gracias otra vez!

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