sábado, 12 de noviembre de 2011

Dones que generan vida

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que habla recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que habla recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."» (Mt 25, 14-30)
Por Redacción AJ. En el comentario de la semana pasada destacábamos la necesidad del mantenimiento de la fe y comentábamos que junto a este texto de los talentos formaba parte del preámbulo a la subida a Jerusalén.

Despué de preguntarnos cómo estar vigilantes para que la llama de nuestra fe no se apague, cómo mantener la fe viva, hoy nos encontramos con las preguntas: ¿qué hacer con los dones recibidos?, ¿qué hacer con nuestra fe? Hace mucho escuché a Pedro Belderrain, un buen amigo de Acit Joven, decir que la fe es como el chocolate: si lo metes en el bolsillo para no tener que compartirlo con los hermanos y poder comértelo en otro momento en que estés solo, se derrite y ni tú ni tus hermanos lo podéis disfrutar. 

La fe conlleva "ponerla en juego", compartirla con los que nos rodean, poner nuestros dones a disposición de quienes se relacionan con nosotros: ser co-creadores de la vida y de la historia, generar vida a nuestro alrededor. El premio es pasar a disfrutar del banquete, con todo lo que ello implica (véase Una invitación a la vida en el blog de AJ). 

¿Cuáles son tus dones, esos que sólo tú puedes aportar y que son mediación para el soplo del Espíritu en tu realidad concreta? Simplemente nómbralos... no juzgues, déjate fluir... No dejes que las imágenes que puedas tener de ti o que creas que otros tienen interfieran en lo que aflore a tu mente.

Dale las gracias a Jesús o a Dios Padre y Madre por tus dones, por lo que tú aportas de especial a la vida.

Date unos minutos para relajarte, repasa la semana que has vivido, las situaciones gozosas y dolorosas, fáciles y difíciles... Deja que tu mente recorra los días y que tu cuerpo tome conciencia de lo vivido.

¿Cómo han salido a la luz tus dones en esas circunstancias? 

¿Qué has aportado que sólo tú pudieras aportar en esas situaciones? ¿Qué te movió a hacerlo?

¿Qué has dejado de aportar, favoreciendo que la situación no fuera tan rica como podría haber sido? ¿Qué te frenó?

Pídele a Jesús o a Dios Padre y Madre, que te dé la gracia que necesitas para poner tus dones al servicio de los ambientes en los que te mueves, de las personas con las que te relacionas.

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