viernes, 21 de octubre de 2011

La Ley es el Amor

"En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»" (Mt 22, 34-40)
Por Redacción AJ. El experto en la Ley le preguntó para ponerle a prueba, es decir, para comprobar si se sabía "de memoria" todos los preceptos y mandamientos de la Ley. Jesús le demuestra que "se sabe" la Ley "de corazón": la Ley es el Amor. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera, ni más ni menos. Casi nada... 

Hace un par de semanas celebramos un encuentro de militantes de Acit Joven en Cercedilla. El lema fue "Tú eres mi Hijo amado" y la lectura del evangelio de ese domingo era la del rey que preparaba un banquete para celebrar una boda y acababa saliendo a las calles, caminos y plazas a buscar invitados... El tema principal que abordamos durante el plenario de la tarde fue ¿cómo discernir la voluntad de Dios?, ¿cómo distinguir su voluntad de nuestros deseos?, ¿cómo podemos saber si estamos viviendo nuestra vida en clave de evangelio o si nos autojustificamos con el evangelio en la mano? 

En el diálogo hubo muchos interrogantes, muchas preguntas. Tocamos aspectos como la imagen de Dios, la idea de qué es "su voluntad", qué interpretamos por "señales"... y se nombraron dos criterios como piedra de toque: la invitación al banquete y el amor.

Nuestros planes, nuestras acciones, nuestra vida: ¿son inclusivos o excluyentes? ¿A quién invitamos a sentarse a nuestra mesa, con quién convivimos, con quién nos relacionamos? ¿A quién invitamos al banquete de la celebración de nuestro compromiso?

Ama y haz lo que quieras. Pero ojo, aquí no vale cualquier amor, no se trata de sensualidad, de afinidad, de caerte bien alguien... Se trata de AMAR. Si Amas de verdad, no harás daño a nadie, no violentarás a nadie, no excluirás a nadie.

Pregúntate en lo profundo del corazón: ¿en función de qué valores tomo las decisiones y actúo en mi vida?, ¿del Amor o de otras cosas que ocupan su nombre? ¿Cómo vivo mi ser hijo o hija de Dios y hermano o hermana de todo ser humano? ¿Estoy participando del banquete?, ¿a quién estoy invitando?

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