jueves, 10 de enero de 2013

Hoy es tiempo


Primera Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7. "Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»"

Segunda Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10,34-38. "En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:- «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»"
Evangelio según san Lucas 3,15-16.21-22. En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: “Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.”
Por Redacción AJ. Las lecturas de este domingo son densas, llenas de fuerza y de poesía. Se podría decir que invitan a tres cosas:

1) Hacernos una pregunta maravillosa: ¿Quién es Jesús? Y mirarle, mirarle hasta irla lentamente casi contestando aunque sin nunca llegar al final: Él es el que pasó haciendo el bien y curando, Él es el ungido por Dios, el que era impulsado por la fuerza del Espíritu, el que Dios estaba con Él, el siervo a quien Dios sostiene, el elegido al que Dios prefiere, sobre el que Dios ha puesto su Espíritu, el que trae el derecho, la justicia. El que no gritará, no clamará, no voceará por las calles, no quebrará la caña cascada ni apagará la mecha que aún humea… El que se deja bautizar, el que ora, el que recibe la voz de Dios, el Hijo, el amado, el predilecto de Dios. 
Hoy es día de mirarle, de dejar que nuestra mirada descubra esa maravilla que es Jesús.

2) Es día de entrar en Él y sentir lo que vive con esa voz del Padre. Sentir su identidad confirmada, su amor puesto en palabras, su predilección expresada. Desde ahora, andará caminos, hablará del Reino, expresará su ternura, dirá que Dios es Padre, que es compasión, que le acompaña…. 
Dirá y hará, porque es la hora de romper el silencio y proclamar la novedad de un amor regalado.

3) Es tiempo de quedarse también en silencio y orar, de dejarse bautizar con el Espíritu y el fuego y ahí escuchar también la voz del Padre que te dice a ti: “Tú eres mi Hijo, mi amado, mi predilecto”, te he llamado, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. 
Piérdete en Jesús y acoge la ternura, la paciencia, la misericordia de Dios que te llama Hijo y que te dice con su total verdad que eres su amado, su amada y cuando salgas y mires a los que te encuentres míralos también como lo que son seres profundamente amados de Dios.

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